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Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/109

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Facundo

Estas dos fuerzas habían llegado á su más alto punto de desenvolvimiento, y sólo una palabra se necesitaba para trabar la lucha, y ya que el partido revolucionario se llamaba «unitario», no había inconveniente para que el partido ad verso adoptase la denominación de «federal», sin comprenderla.

FACUNDO Pero aquella fuerza bárbara estaba diserninada por toda la República, dividida en provincias en cacicazgo; necesitábase una mano poderosa para fundirla y presentarla en un todo homogéneo, y Quiroga ofreció su brazo para realizar esta grande obra.

El gaucho argentino, aunque de instinto comunes con los pastores, es eminentemente provincial: lo hay porteño, santafecino, cordobés, llanistas, etc. Todas sus aspiraciones las encierra en su provincia; las demás son enemigas ó extrañas; son diversas tribus que se hacen entre sí la guerra. López, apoderado de Santa Fe, no se cura de lo que pasa alrededor suyo, salvo que vengan á importunarlo, que entonces monta á caballo y echa fuera á los intrusos. Pero, como no estaba en sus manos que las provincias no se tocasen por todas partes, no podía tampoco evitar que al fin se uniesen en un interés común, y de ahí les viniese esa misma «unidad» que tanto se interesaban en combatir.

Recuérdese que al principio dije que las correrías y viajes de la juventud de Quiroga habían sido la base de su futura ambición. Efectivamente, Facundo, aunque gaucho, no tiene apego á un lugar determinado; es riojano, pero se ha educado en San Juan, ha vivido en Mendoza, ha estado en Buenos Aires. Conoce la República; sus miradas se extienden sobre un grande horizonte; dueño de La Rioja, quisiera naturalmente presentarse revestido del poder en el pueblo en que aprendio á leer, en la ciudad donde levantó unas tapías, en aquella otra donde estuvo preso é hizo una acción gloriosa. Si los sucesos lo atraen fuera de su provincia, no se resistirá á salir por cortedad ni encogimento. Muy distinto de Ibarra ó López, que no gustan sino de defenderse en su territorio, él acometerá el ajeno, y se apoderará de él. Así la Provincia realiza las grandes cosas por medios insignificantes é inadvertidos, y la unidad bárbara de la República va á iniciarse á causa de que un gaucho malo ha andado de provincia en provincia levantando tapías y dando uñaladas.