Ir al contenido

Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/117

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
117
Facundo

cuando se trabaja diez años consecutivos para inocularlo, no resisten al fin ni los ya vacunados. ¡No os riáis, pues, pueblos hispanoamericanos, al ver tanta degradación! ¡Mirad que sois españoles y la inquisición educó así á la. España! Esta enfermedad la traemos en la sangre. ¡Cuidado, pues!

Volvamos á tomar el hilo de los hechos. Facundo entrẻ triunfante en Tucumán, y regresó á La Rioja pasados unos pocos días, sin cometer actos notables de violencia y sin imponer contribuciones. Es que la regularidad constitucional de Rivadavia había formado una conciencia pública que no era posible arrastrar de un golpe.

Facundo regresó á La Rioja; pero enemigo de la Presidencia que lo ha comisionado para deponer á La Madrid, Quiroga no sabía qué decir fijamente sobre el motivo de esta oposición á la Presidencia, lo que es muy natural. El mismo no podría haberse dado cuenta de ello. "Yo no soy federal, decía siempre, ¿qué soy tonto?» ««¿Sabe usted, decía una vez á don Dalmacio Vélez Sarsfield, por qué he hecho la guerra? Por esto!» y sacaba una onza de oro. Mentía Facundo.

Otras veces decía: «Carril, gobernador de San Juan, me hizo un desaire, desentendiendo mi recomendación por Carita, y me eché por eso en la oposición al Congreso».

Mentía.

Sus enemigos decían: «Tenía muchas acciones en la Casa de Moneda, y propusieron venderla al Gobierno Nacional en 300.000 pesos. Rivadavia rechazó esta propuesta, porque era un robo escandaloso, y Facundo se alistó desde entonces entre sus enemigos». El hecho es cierto, pero no fué este el motivo.

Créese que oedió á las sugestiones de Bustos é Ibarra, para oponerse; pero hay un documento que acredita lo. contrario. En carta que escribía al general La Madrid en 1832, le decía: «Cuando fuí invitado por los muy nulos y bajos Bustos é Ibarra, no considerándolos capaces de hacer oposición con provecho al déspota Presidente don Bernardino Rivadavia, los desprecié; pero habiéndome asegurado el edecán del finado Bustos, coronel don Manuel de Castillo, que usted estaba de acuerdo con este negocio y era el más interesado en él, no vacilé un momento en decidirme á arrostrar todo compromiso, contando únicamente con su