Ir al contenido

Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/194

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
194
Domingo F. Sarmiento

DOMINGO. F. SARMIENTO nar su vida. Tiene á menos evitar el peligro y cuenta con el terror de su nombre para hacer caer las cuchillas levantadas sobre su cabeza. Esta explicación me la daba á mí mismo antes de saber que sus propias palabras la habían hecho inútil.

La noche que pasaron los viajeros de la posta del Ojo de Agua es de tal manera angustiosa para el infeliz secretario, que va á una muerte cierta é inevitable, y que carece de valor y de la temeridad que anima á Quiroga, que creo no deber omitir ninguno de sus detalles, tanto más, cuanto que, siendo por fortuna sus pormenores tan auténticos, sería criminal descuido no conservarlos; porque, si alguna vez un hombre ha apurado todas las heces de la agonía; si alguna vez la muerte ha debido parecer horrible, es aquélla en que un triste deber, el de acompañar a un amigo temerario, nos la impone, cuando no hay infamia ni deshonor en evitarla (1).

El doctor Ortiz llama aparte al maestro de posta y lo interroga encarecidamente sobre lo que sabe acerca de los extraños avisos que han recibido, asegurándole no abusar de su confianza. ¡Qué pormenores va á oir! Santos Pérez ha estado allí con una partida de treinta hombres una hora antes de su arribo; van todos armados de tercerola y sable, están ya apostados en el lugar designado, deben morir todos los que acompañan á Quiroga; así lo ha dicho Santos Pérez al mismo maestro de posta. Esta confirmación de la noticia recibida de antemano, no altera en nada la determinación de Quiroga, que después de tomar una taza de chocolate, según su costumbre, se duerme profundamente.

El doctor Ortiz gana también la cama, no para dormir, sino para acordarse de su esposa, de sus hijos á quienes no volverá á ver más. Y todo ¿por qué? Por no arrostrar el enojo de un temible amigo, por no incurrir en la tucha de desleal. A media noche la inquietud de la agonia le hace insoportable la cama; levántase y va á buscar á (1) Tuve estos detalles del malogrado doctor Piñero, muerto enen Chile, pariente del doctor Ortiz, compañero de viaje de Qui roga desde Buenos Aires hasta Córdoba. Es triste necesidad sin duda no poder eltar sino los muertos en apoyo de la verdad. — (Nota de la edición de 1851).