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Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/213

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Facundo

asesinarlo?...—Nada; los impíos unitarios han sido los asesinos, y desgraciado el que dude de ello... Rosas manda á Córdoba á pedir los preciosos restos de Quiroga, la galera en que fué muerto, y se le hacen en Buenos Aires las exequias más suntuosas que hasta entonces se habían visto; se manda cargar luto á la ciudad» entera. Al mismo tiempo dirige una circular á todos los gobiernos en la que les pide que lo nombren & él» juez árbitro para seguir causa y juzgar á los impíos unitarios que han asesinado á Quiroga; les indica la forma en que han de autorizarlo, y por cartas particulares, les encarece la importancia de la medida, los halaga, seduce y ruega. La autorización es unánime, y los Reinafé son depuestos, y presos todos los que han tenido parte, noticia, ó atingencia con el crimen, y conducidos á Buenos Aires.

Un Reinafé se escapa y es alcanzado en el territorio de Bolivia; otro pasa al Paraná y más tarde cae en manos de Rosas, después de haber escapado en Montevideo de ser robado por un capitán de buque. Rosas y el doctor Maza siguen la causa de noche, á puertas cerradas. El doctor Gamboa, que se toma alguna libertad en la defensa de un reo subalterno, es declarado impío unitario por un decreto de Rosas. En fin, son ajusticiados todos los criminales que se han aprendido, y un voluminoso extracto de la causa ve la luz pública. Dos años después, había muerto López de Santa Fe de enfermedad natural, si bien el médico mandado por Rosas para asistirlo, recibió más tarde una casa de la Municipalidad por recompensa de sus servicios al gobierno.

Cullen, el secretario de López en la época de la muerte de Quiroga, y que á la de López queda de gobernador de Santa Fe por disposición testamentaria del finado, es depuesto por Rosas, y sacado al fin de Santiago del Estero donde se ha asilado, y á cuyo gobernador manda Rosas una talega de onzas ó la declaración de guerra, si el amigo no entrega á su amigo. El gobernador prefiere las onzas; Cullen es entregado á Rosas, y al pisar la frontera de Buenos Aires encuentra una partida y un oficial que le hace desmontarse del caballo y lo fusila. Ia «Gaceta» de Buenos Aires publicaba después una carta de Cullen á Rosas en que había indicios claros de la complicidad del gobierno de Santa Fe en el asesinato de Quiroga, y como el finado López, decía la «Gacetan, tenía plena confianza en su se-