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Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/218

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Domingo F. Sarmiento

años. En su lugar establece chasques de gobierno que despacha él, cuando hay una orden ó una noticia que comunicar á sus subalternos.

Esta medida horrible y ruinosa ha producido, sin embargo, para su sistema, las consecuencias más útiles. La expectación, la duda, la incertidumbre se mantienen en el interior; los gobernadores mismos se pasan tres ó cuatro meses sin recibir un despacho, sin saber, sino de oídas, lo que en Buenos Aires ocurre. Cuando un conflicto ha pasado, cuando una ventaja se ha obtenido, entonces parten los chasques al interior conduciendo cargas de «Gacetas», partes y bolelines con una carta al amigo, al compañero y gobernador anunciándole que los «salvajes unitarios han sido derrotados; que la Divina Providencia vela por la conservación de la República.

Ha sucedido, en 1843, que en Buenos Aires las harinas tenían un precio exorbitante y las provincias del interior lo ignoraban; algunos que tuvieron noticias privadas de sus corresponsales, mandaron cargamentos que les dejaron pingües utilidades. Entonces las provincias de San Juan y Mendoza en masa se movieron á especular sobre las harinas. Millares de cargas atraviesan lá Pampa, llegan á Buenos Aires y encuentran... que hacía dos meses que habían bajado de precio, hasta no costear ni los fletes. Más larde se corre en San Juan que las harinas han tomado valor en Buenos Aires, los cosecheros suben el precio; suben las propuestas; se compra trigo por cantidaites exorbitantes, se acumula en varias manos hasta que al fin una arria que llega, descubre que no ha habido alteración ninguna en la plaza, que aquélla deja su carga de harina, porque no hay ni compradores. ¡Imaginaos, si podeis, pueblos colocados á inmensas distancias, ser gobernados de este modo!

Todavía en estos últimos años las consecuencias de sus Tropelías le han servido para consumar su obra unitaria. El Gobierno de Chile, despreciado en sus reclamaciones sobre los males inferidos á sus súbditos, creyó oportuno cortar las relaciones comerciales las provincias de Cuyo. Rosas aplaudió la medida y se calló la boca.

Chile le proporcionaba lo que él no se había atrevido á intenlar, que era cerrar todas las vias de comercio que no dependiesen de Buenos Aires, Mendoza y San Juan, La Rioja y Tucumán, que provelan de ganados, harina, jabón