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Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/221

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Facundo

sino que, habiendo cuestiones pendientes sobre límites, reclama la provincia de Tarija, lo demás lo darán el tiempo y las circunstancias. A la otra orilla del Plata también hay una desmembración del virreinato, la República Oriental. Allí Rosas halla medios de establecer su influencia con el gobierno de Oribe, y si no obtiene que no lo ataque la prensa, consigue al menos que el pacífico Rivadavia, los Agüero, Varela y otros unitarios de nota, sean expulsados del territorio oriental.

Desde entonces la influencia de Rosas se encarna más y más en aquella República, hasta que al fin el ex presidente Oribe se constituye general de Rosas, y los emigrados argentinos se confunden con los nacionales en la resistencia que oponen á esta conquista disfrazada con nombres especiosos. Más tarde, y cuando el doctor Francia muere, Rosas se niega á reconocer la independencia del Paraguay, siempre preocupado de su idea favorita, la reconstrucción del antiguo virreinato.

Pero todas estas manifestaciones de la Confederación Argentina no bastan á mostrarlo en toda su luz: necesita un campo más vasto, antagonistas más poderosos, cuestiones de más brillo, una potencia europea, en fin, con quien habérselas y mostrarle lo que es un gobierno americano original; y la fortuna no se esquiva esta vez para ofrecérsela.

La Francia mantenía en Buenos Aires, en calidad de agente consular, un joven de corazón y capaz de simpatías ardientes por la civilización y la libertad. M. Roger está relacionado con la juventud literata de Buenos Aires, y mira con la indignación de un corazón joven y francés los actos de inmoralidad, la subversión de todo principio de justicia y la esclavitud de un pueblo que estima altamente.

Yo no quiero entrar en la apreciación de los motivos ostensibles que motivaron el bloqueo de la Francia, sino en las causas que venían preparando una coalición entre Rosas y los agentes de los poderes europeos. Los franceses, sobre todo, se habían distinguido ya desde 1828 por su decisión entusiasta por la causa que sostenían los antiguos unitarios. M. Guizot ha dicho en pleno parlamento que sus conciudadanos son muy entrometidos; yo no pondré en duda autoridad tan competente: lo único que aseguraré es que, entre nosotros, los franceses residentes se mostraron siempre franceses, europeos, y hombres de corazón; si,