Página:Fausto appetente die.pdf/7

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
335
Acta de Benedicto XV

deben ser conducidos al abrazo común del Padre! Por lo tanto, para sanar estos y otros males de todo tipo de este siglo, ¡necesitamos la protección materna de María!

De este modo, los dominicos han abierto un campo de acción inmenso para ellos, en el que pueden trabajar de un modo muy útil para el bien común. En consecuencia, instamos a los que pertenecen a esta Orden a renovarse en la celebración de este centenario según el modelo de su santo Fundador, y a ser cada vez más dignos de su gran padre. Ciertamente, aquellos que pertenecen a la primera Orden darán a los demás un ejemplo en este sentido, aplicándose con un celo cada vez mayor a la predicación de la Palabra de Dios de modo que aumente en los hombres el conocimiento de la verdad, con la devoción al sucesor de San Pedro y la piedad a la Virgen Madre. Pero la Iglesia espera también mucho de los terciarios dominicanos si, al conformarse cada vez más al espíritu de su Patriarca, tratasen de educar a los hijos del pueblo en la doctrina cristiana. Deseamos y esperamos que muchos de ellos se dediquen asiduamente a este apostolado: de hecho, es algo de suma importancia para la salvación de las almas. Finalmente, queremos que todos los seguidores del Padre Domingo cuiden especialmente que en todos lugares el pueblo cristiano se acostumbre al Rosario Mariano; por lo que nosotros mismos, siguiendo el ejemplo de nuestros predecesores, y especialmente de Leon XIII de feliz memoria, siguiendo su senda, animados por esta ocasión, lo recomendamos especialmente en estos tiempos calamitosos: si felizmente sucede esto, consideraremos la celebración de este centenario muy fructífera.

Mientras tanto, con la esperanza de las gracias divinas y como testimonio de nuestra benevolencia, Venerables Hermanos, con mucho afecto en el Señor, les impartimos la Bendición Apostólica a ustedes, a su clero y al pueblo.

Dado en Roma, en San Pedro, el 29 de junio de 1921, fiesta de los príncipes de los apóstoles, en el séptimo año de nuestro pontificado.

BENEDICTO XV

Notas de la traducción

Referencias