Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/106

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colás Herrera, firmándolo en Buenos Aires el 4 de mayo de 1812.

La evacuación de la provincia por las tropas del general Sousa, aunque demorada por éste cuanto le fué posible, era un hecho al finalizar agosto.

El campo quedaba libre para dilucidarse la cuestión de vida o muerte entre españoles y patriotas, y en esas circunstancias, el general Sarratea con un cuerpo de ejército paso al Ayuí a entrevistarse con Artigas, para convenir la manera de traer la guerra, inmediatamente, a la Banda Oriental, reanudandose la lucha.

Acto impolítico — a todas luces — la designación de Sarratea, en cuanto significaba posponer al jefe natural y reconocido de la Banda, el nuevo general agravó la situación provocando la defección de algunos jefes que habían seguido a Artigas en el Ayuí, como Ventura Vázquez, Valdenegro, su jefe de Estado Mayor, a la par que fomentaba las deserciones entre la tropa.

No obstante esa inconducta, y las desinteligencias que fatalmente provocó, Artigas se puso a órdenes de Sarratea y repasando el Uruguay vino de nuevo a su tierra, con sus soldados y su pueblo. Rondeau, jefe de la vanguardia del ejército de las Provincias, fué el primero en llegar frente a Montevideo, fijando reales en el Cerrito el 20 de octubre, y dando vigor al segundo sitio que las partidas patriotas de José E. Culta tenían principiado en cierto modo y las cuales se le unieron de inmediato para remontar el ejército independiente hasta el número de dos mil hombres. El 31 de diciembre del año 12, rechazando una salida de Vigodet, Rondeau logró la victoria del Cerrito. El 20 de enero del año 1813, Artigas llegó al Paso de la Arena de Santa Lucía, con sus tropas calculadas en unas cinco mil plazas.

Sarratea arribó al campo sitiador con poca diferencia, acentuando con ello la prevención con que se le miraba en el ejército. Artigas, por su lado, declaró que se mantendría al margen de las operaciones, si aquel continuaba en su cargo, y como uno de sus jefes, el comandante Fructuoso Rivera, materializando la hostilidad, se apoderara de las caballadas del ejército, Rondeau, con plena visión de lo que acontecía, se dispuso a cortar por lo sano, y provocando en el mes de febrero una reunión de los jefes subalternos — extra ordenanza y sediciosa si se quiere — significó a Sarratea la necesidad de resignar el mando y alejarse del sitio.

Rondeau asumió entonces funciones de general en jefe y Artigas, de inmediato, el 26 de febrero de 1813, vino al campamento del Cerrito a ponerse a sus órdenes.

En este instante el español Vigodet, encerrado en Montevideo, considerando posible sustraer a Artigas de la causa de la patria, efectuó en tal sentido un hábil sondeo, con promesas de confiarle un alto pues-

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