Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1069

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facultad atractiva quintaesenciadas.

Cuando las acciones de la Compañía Nacional entraron a venderse en la Bolsa, se cotizaron con quince puntos sobre la par.

Cada uno de aquellos papeles de tintas azulinas se consideraron más valiosos que una barra de oro. La Compañía, especulando en todo, pero especialmente en terrenos urbanos, que trajo una valorización absurda de los inmuebles, adquirió las compañías tranviarias, principió a construir grandes barriadas y proyectó suntuosos el edificios.

Reus, desbordando los límites de la República, emprendió negocios gigantescos y aventurados en Argentina, Paraguay y Bolivia.

La aterradora crisis de 1890, empezada en Londres con el Banco Inglés, que arrastró al Banco Nacional y a más de una docena de bancos secundarios, afectó, como es natural a la Compañía. Cuando ya era inminente la tempestad, Reus, en un esfuerzo supremo para salvar la situación, culpable en gran parte de ella con su optimismo imprevisor y con operaciones aleatorias, dejó la dirección de la Compañía para fundar el Banco Transatlántico. La sociedad se constituyó penosamente porque la estrella de Reus había entrado en declinación, y la vorágine se llevó también al nuevo banco.

Ante el desastre sin remedio, Reus declaróse en quiebra, poniendo en manos de sus acreedores todo lo que tenía y firmando, además, en favor de ellos, obligaciones varias veces millonarias, los vales más grandes que se han suscrito en la República.

Se encontró de nuevo sin otro capital que sus arrestos y su talento, pero en esta vez el corazón — su gran corazón generoso — descabalado acaso por las emociones y los golpes, era un órgano en falla tan grave como para rompérsele en cualquier momento, y así aconteció el 7 de marzo de 1891 a las 7 de la mañana, viviendo en una modesta casa de la calle Yaguarón entre 18 de Julio y Colonia, vereda oeste, absorbida más tarde por el edificio de “El Día”.

Murió fuera de toda religión positiva — en su juventud había sido panteísta — después de sufrir estoicamente padecimientos increíbles, en pobreza estrecha, abandonado por los amigos de la gran época, a muchos de los cuales había colmado de favores y puesto en el riel del éxito. Sólo tres o cuatro contaban en la adversidad y de los más humildes. Como todos los que sienten el placer de hacer beneficios, había sembrado pródigamente la semilla de las ingratitudes...

Un torero, paisano, tomó a su cargo la repatriación de la viuda, doña Ana Canalejas, y de su pequeña hija Gloria.


REVILLO, JOAQUÍN Alejo

Soldado de las campañas libertadoras de América y de la independencia nacional, que alcanzó el gra-

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