Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1074

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los, Maldonado. Su apellido, luego de sufrir varias desfiguraciones, en el correr del tiempo cristalizó en la actual grafía de Reyles.

Dedicado desde temprana edad a labores de campo en el país y en el Brasil, lo ayudó en sus negocios el riquísimo estanciero riograndense, después famoso comendador Domingo Faustino Correa, que lo hizo su heredero especial y lo designó su albacea testamentario.

Tan capacitado en asuntos de campo como hombre de progreso y de amplia visión, Reyles llegó a poseer una de las fortunas más grandes de la República, de varios miles de hectáreas de tierra distribuidas en distintos departamentos.

De sus estancias modelo, donde pastaban los vacunos Durham y los carneros Rambouillet, hijos de padres sobresalientes, importados de Europa por Reyles mismo, incrementóse y radió como de uno de los principales focos, la trascendental obra del refinamiento de nuestros ganados criollos.

Los prados, los montes, las aguadas artificiales y todo cuanto significara un progreso para la industria madre del país, todo lo emprendió y todo marchó adelante bajo la mirada vigilante de este extraordinario animador.

Después de su victoria en 1865, el gobernador Flores, antiguo amigo del hacendado, lo nombró Jefe Político del departamento de Tacuarembó, una de las más grandes jurisdicciones territoriales, fronteriza entonces con el Brasil, Al corriente de la vida y de las necesidades de su departamento, movió en seguida el ánimo de Flores en el sentido de levantar una barrera a la infiltración por la frontera terrestre, del idioma y las costumbres brasileñas, procediendo, como primera providencia, a transformar la antigua y abandonada población de Ceballos en una población importante para que fuese una avanzada centinela nuestra en la línea del Brasil. Y la localidad fué convertida en la Villa de Rivera, en 1867, bajo su período jefaturial.

Inmejorable la iniciativa generosa, nunca más oportuna que en esos momentos en que se hablaba de que el Imperio estaba interesado en obtener una rectificación de la línea fronteriza para ampliar la zona del Municipio de Santa Ana de Livramento.

Atento siempre a su preocupación patriótica, Reyles reeditó sus argumentos en la Cámara de Diputados en 1874, y persistía en sus planes cuando, en 1879, propuso que se fundaran cinco poblaciones escalonadas en la frontera, adquiriéndose al efecto las áreas necesarias en sitios de la mejor situación, con los proventos del medio por ciento de aumento en la contribución inmobiliaria, que principiaría a cobrarse a partir de 1880.

En su jefatura, merced a su intervención y a su dinero, Tacuarembó conoció por primera vez el progreso de la imprenta, llevada a la Villa de San Fructuoso para dar a publicidad “El Eco de Tacuarembó”, primer pa-

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