Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1090

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Orientales y los prepotentes directores de Buenos Aires, llevé a cabo su brillante retirada del Rabón, para aceptar luego la batalla que le ofrecía el coronal argentino Manuel Dorrego, y en Guayabos, el 10 de enero de 1815, le infligió una derrota tan a fondo que el jefe porteño escapé penosamente con un puñado de hombres, deshecho su ejército de unos 1500 soldados. Artigas, premiando la hazaña, dió a Rivera el grado de coronel.

A la fecha de la segunda invasión portuguesa — el año 16 — operando según el bien combinado plan de su prestigioso jefe, para hacer frente a enemigos tan numerosos y tan superiores militarmente, fué el primero en tomar contacto con la vanguardia invasora en India Muerta, Rocha, el 19 de noviembre.

La desigualdad evidente de ambos ejércitos permitió a los portugueses doblar a los patriotas después de una lucha tenaz, y estos abandonaron el campo con más de trescientas bajas.

Quebrada totalmente la resistencia nacional “al cabo de cuatro años de pelear solos”, Traicionado Artigas por Ramírez en Entre Ríos; desertores de la lucha Oribe y Bauzá; prisioneros Andresito y Lavalleja, Rivera únicamente se mantenía en pie, y en pie se sostuvo hasta el 23 de marzo de 1820, en que consintió en deponer las armas mediante un convenio con el general Lecor. “Esta provincia — ofició el portugués a su rey — está pues pacificada. Finalmente, señor, está vuestra majestad obedecido”.

Prueban las palabras Del jefe enemigo que Rivera no había entregado la particular espada de un vencido, sino qua había depuesto — en ese momento — la espada del país...

Diputado por Extramuros en 1821, firmó el acta de incorporación al Reino Unido de Portugal y Brasil, El mismo año se le confirió el mando del Regimiento de Dragones de la Unión, con el grado de coronel que tenía por la patria, y en 1822, en la disención entre realistas portugueses e imperialistas brasileños, unióse a éstos, y en el curso de las hostilidades entre ambas facciones conquistadoras, Rivera fué el más valioso elemento con que Lecor pudo contar para la resistencia en campaña. A la hora del triunfo, Pedro I lo agració con el hábito de Caballero de la Orden del Cruzeiro, por carta imperial de 22 de enero de 1823, para promoverlo a brigadier general del Imperio el 23 de mayo de 1823 y darle la efectividad el 12 de octubre.

Dueño de la confianza del gobernador Lecor, se le hizo Comandante General de campaña al siguiente año reteniendo el mando de sus Dragones, y en el desempeño de tan importante cargo tuvo lugar la invasión del 19 de abril de 1825, encabezada por Lavalleja, con miras de sublevar el país.

Rivera, que había salido con destino a Colonia sin más escolta que 25 hombres, unos días antes del desembarco, fué hecho prisionero por Lavalleja el día 29 en Monzón — según noticia propalada por éste.

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