Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/111

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dueños del Brasil, enderezándolos contra Artigas bajo la acusación de que su existencia e influencia significaban un poderoso foco de anarquía, cuyo juego podía comunicarse a las provincias meridionales del Reino.

La ocasión tan esperada de posesionarse de la margen izquierda del Uruguay, redondeando geográficamente por el sur la inmensa colonia americana, sueño dorado de la monarquía portuguesa, se iba a convertir en una realidad, y la Provincia Oriental fué invadida por cuatro cuerpos de ejército en otras tantas direcciones, más de diez mil hombres, al mando del general Carlos Federico Lecor, militar experimentado y político de dudosa moral. En agosto de 1816, los primeros soldados portugueses hollaron nuestro territorio,

El unitarismo monarquista vió venir la invasión que lo libraría del caudillo federalista, con la tranquilidad y satisfacción de un cómplice.

Artigas se aprestó a la resistencia, solo y ajustado al plan que sus mismos enemigos iban a reconocer excelente y el único posible, Pero la victoria dió la espalda a los patriotas: Artigas personalmente fué derrotado en Carumbé el 27 de octubre; Rivera, su mejor lugarteniente, tuvo igual destino en India Muerta el 19 de noviembre.

Mientras tanto, los invasores progresaban por el sur internándose cautelosamente hacia Montevideo, cuyo Cabildo, sin espíritu suficiente, desorientado por promesas de Buenos Aires, negoció el 8 de diciembre del año 16 la anexión de la Banda a las Provincias Unidas a cambio del auxilio armado de éstas, acuerdo que Artigas rechazó, y que Buenos Aires no iba a cumplir tampoco.

El año 17 se inició más pródigo en reveses todavía, escalonando en enero las jornadas infaustas de Catalán, el 4; Aguapey, el 19; y la pérdida de Montevideo, donde Lecor entró vencedor el 20, enarbolando en la Ciudadela las banderas de Portugal, Los cabildantes, escasos de dignidad, se mostraron obsecuentes y sumisos al extranjero.

Mientras tanto, Artigas, que exigía al Directorio se definiera ante la lucha contra el enemigo portugués, no obtuvo respuesta, y entonces, responsabilizándolo ante las aras de la patria de su inacción y de su traición a los intereses comunes, le declaró la guerra el 13 de noviembre de 1817.

A esa hora, la Provincia Oriental estaba perdida militarmente: jefes de prestigio como Bauzá y los hermanos Oribe habían defeccionado las filas artiguistas en octubre, y Lavalleja y Otorgués fueron tomados prisioneros en febrero del año siguiente.

En 1819, la situación ante los progresos de los portugueses sólo alcanzó a empeorarse al cabo de dos años de guerra tan despareja como enconada y sangrienta, y aunque el 4 de diciembre el sol de una promisora victoria brilló para los nues-

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