Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1127

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Su actuación en el movimiento revolucionario iniciado por el general Flores al invadir la República en 1863 le ganó prestigio militar, pues era hombre nacido para la guerra.

A la hora del triunfo, Flores dictador lo utilizó como elemento que le respondía en cualquier terreno, pero sobre el cual — como sobre otros caudillejos semejantes — ejercía un dominio total.

La desaparición repentina del jefe de la Cruzada, en 1868, vino a cambiar el aspecto de las cosas, y en los primeros meses del gobierno del general Batlle, Tolosa apareció en actitud insubordinada. Ejerciendo funciones de comisario de Carmelo tuvo la osadía de rebelarse contra el Jefe Político del departamento, José María Neves. El gobierno, débil, contemporizó, y las cosas quedaron arregladas en detrimento de las leyes, con un “Manifiesto” que Tolosa hizo público en el mes de agosto.

Cuando la sublevación del general Francisco Caraballo el año 69, que se conoce en nuestra historia por “revolución del Curso Forzoso”, el mal aconsejado general contó entre sus adictos al comandante carmelitano.

En la guerra civil de 1870-72, por el contrario, estuvo a servicio del gobierno constitucional del general Batlle y halló oportunidad de señalarse de nuevo por sus condiciones guerreras.

Su ingreso en el ejército de línea databa del 16 de febrero de 1869, como sargento mayor graduado de caballería de línea y sus promociones fueron las siguientes: sargento mayor efectivo el 26 de febrero de 1872; teniente coronel el 20 de diciembre de 1880 y coronel graduado el 27 de noviembre de 1889. Residía en el Carmelo cuando falleció, el 7 de febrero de 1894.


RUÍZ ZORRILLA, EUGENIO

Educacionista y funcionario. Nacido en Logroño (España) en 1846, Su carrera primitiva fué la de marino de guerra. Mezclado en las cuestiones políticas de su tierra — era republicano — después de sufrir las contingencias de una expatriación, volvió a entrar en la península para coadyuvar en una nueva tentativa revolucionaria, y a raíz del fracaso hizo rumbo a Sudamérica.

Llegó a la República en días en que la revolución del coronel Timoteo Aparicio conmovía el país, y en alas de su espíritu de aventura, antes que obedeciendo a ninguna sugestión política que precisamente no podía sentir, por antagonismo de ideas, se alistó en las filas rebeldes. Pasó en ellas dos años haciendo vida de soldado, y tuvo oportunidad de conocer, por sus propios ojos, la patria donde iba a transcurrir su existencia.

Firmada la Paz de Abril de 1872, radicóse en Rocha, estableciendo al año siguiente el colegio llamado

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