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“Progreso Departamental”, a la vez que daba a la imprenta su texto “Nociones de Geometría”, para uso de las escuelas públicas. En 1876, ampliando el campo de sus actividades intelectuales, se puso al frente de un periódico bisemanal que llevaba por título “La Paz”.

Recomendado por sus notorias condiciones de docente, J. P. Varela no olvidó a Ruíz Zorrilla al elegir los primeros Inspectores de la Reforma, y lo designó para ejercer funciones en el departamento de Maldonado.

Inteligente a la par que laborioso, supo desenvolverse a plena satisfacción del Reformador, y en la primera Conferencia de Inspectores reunida en Durazno destacó personalidad propia.

Siempre a servicio de la enseñanza primaria, una actitud colectiva de inspectores y maestros que se consideró hostil a sus superiores inmediatos y a los poderes públicos, trajo como consecuencia su cesantía y la de todos sus colegas, por decreto de 9 de octubre de 1882. Ocho días después — a causa de este conflicto — renunciaba el Inspector Nacional Jacobo A. Varela y los miembros de la Dirección General de Instrucción Pública.

Vuelto a la administración cuando las cosas se normalizaron, fué de Inspector Departamental a Canelones, pasando después a Montevideo, con un destino en la Inspección Departamental de Instrucción Primaria, donde organizó los servicios de estadística escolar. Sus trabajos en esta oficina nueva, presentados en la Exposición Continental de Buenos Aires, valieron a nuestra Dirección de Escuelas una medalla de plata.

Vocal de la misma Dirección, hubo un momento en que parecía ser el indicado para desempeñar la Inspección Nacional, cuando se le nombró Director del Registro de Estado Civil.

Cuenta asimismo entre la labor de Ruiz Zorrilla, haber sido uno de los dos Comisarios Generales del Censo de Montevideo, llevado a cabo por la Municipalidad presidida por el doctor C. M. de Pena el año 1889, y de tener a su cargo la tarea de confeccionar el primer Anuario General Estadístico de la República. Hay motivos para pensar que esta suma de actividades resintió el físico del activo funcionario que un día, al llegar a su casa de regreso de la oficina, cayó victimado por un ataque al corazón, el 25 de setiembre de 1890.

Murió en la pobreza, pero las Cámaras, velando por los suyos, acordaron una pensión a la viuda y a los hijos menores.

Animador, generoso y de ideas avanzadas (tenía un elevado rango en la Masonería del Uruguay), la desaparición de Ruiz Zorrilla significó para la República la pérdida que apareja siempre la desaparición de un elemento intelectual, de espíritu amplio y realizador por excelencia.

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