se le destinó al Regimiento de Dragones Libertadores, conforme sucedió con gran parte de sus compañeros.
En esta unidad asciende a sargento 1° el 30 de junio y el 19 de agosto se le promueve a alférez.
Actor en Sarandí, sirviendo siempre en la misma unidad, hizo la campaña del Brasil, llegando a teniente 2° el 9 de abril de 1827 y a teniente 1º el 28 de agosto de 1828.
El 24 de febrero de 1829 su unidad cambió de nombre para llamarse 1° de caballería de línea, y en sus cuadros alcanzó grado de ayudante mayor el 27 de mayo y de capitán el 19 de octubre del mismo año 29.
Desde enero a julio de 1830 figura en la guarnición de Melo y después en Santa Teresa.
Baja de la unidad en el año 30, la ley de reforma militar sancionada en la presidencia de Oribe en julio de 1835, cortó por entonces su carrera de armas, pues cuando al estallido de la revolución riverista retornaron a filas muchos de los jefes y oficiales que incluía la reforma, Spikerman no figuró en las listas. Esta exclusión no destemplaría, sin embargo, su fibra partidista, pues hallándose en Montevideo, en 1839, se comprobaron por la policía sus maniobras de conspiración a favor del emigrado ex-presidente Oribe, por cuya causa fué preso, y de la Isla de Ratas, donde se le condujo primero, lo embarcaron en el mes de setiembre en el barco que lo llevaría a Buenos Aires.
Los años de vida que corresponden a la Guerra Grande no se han podido documentar todavía, aunque sea razonable la suposición de que no tuvieron trascendencia, atento al silencio que rodea su nombre.
Edecán del gobierno el 24 de marzo de 1858, año en que había ascendido a sargento mayor, obtuvo el grado de teniente coronel el 19 de abril de 1860.
Gravemente enfermo en Canelones, en el mes de abril de 1863 el Ministerio de la Guerra dispuso que el Cirujano del Ejército, Pedro Capdehourat, se trasladara allá para prestarle asistencia.
Dejó de existir en la Villa de su nacimiento el 12 de abril de 1863, a la hora 1 y 30 de ese día, y el gobierno de Berro le decretó solemnes funerales en la Iglesia Matriz de Montevideo, con la asistencia de los funcionarios del Estado, sin perjuicio de que sus restos fueran trasladados oportunamente a fin de darles una digna sepultura.
Fué Juan Spikerman el único de sus compañeros de la famosa cruzada del año 25 que haya dejado noticias escritas de la campaña. Titúlase su trabajo “Las primeras semanas de los Treinta y Tres”, y lo redactó en el retiro de su pueblo natal en 1858, a pedido de Ramón de Santiago. Muy resentida su salud ya en esa época, y cuando salía recién de una enfermedad grave, el ve-
