Sus antepasados, su propio padre y sus tíos, usaron el apellido Da Terra, de un más franco portugués, que luego perdería al abandonar la partícula.
Cursó estudios escolares en la ciudad de San Pablo, Brasil, en cuya Universidad se graduó luego en derecho, y el 20 de diciembre de 1866 inscribió su título en la matrícula de abogados del Superior Tribunal.
Su carrera en la República la inició el Dr. Terra bajo los auspicios del famoso hombre de negocios riograndense Ireneo Evangelista de Souza, después Barón y Vizconde de Mauá, que desde la edad de 11 años lo tuvo a su lado y en cuya casa de banca llegó a ser gerente en el último período. Más tarde, liquidada ésta en 1877, la razón social Mauá y Cía. quedó extinguida en la República, y José Ladislao Terra vino a representar la firma.
Cuando el vizconde constituyó en Río Janeiro, en 1873, — sobre lo restante de su mermada fortuna — la Compañía Pastoril Agrícola e Industrial, fué gerente de ella en el Uruguay.
Elegido representante por Florida para la 10ª legislatura, lo declararon cesante junto con los demás miembros del grupo vinculado a la sublevación caraballista “del Curso Forzoso”.
Electo en 1879 al restablecerse el régimen legal por votos de Montevideo y después por Rocha en 1882 para la 14ª legislatura, su presencia en una cámara donde los elementos de valor no abundaban mucho, significó la de un hombre interiorizado en cuestiones financieras, hábil para encarar los asuntos, y de un carácter dúctil que se adaptaba lo mismo al trato con un sujeto impulsivo como el ex-dictador Latorre, convertido en magistrado constitucional, o abúlico y sin rumbo como el Dr. Vidal.
Este posibilismo, servido por un atrayente modo personal, fué la norma constante de su vida, y llave del éxito del Dr. Terra.
Adicto al régimen santista, renunció su banca de diputado cuando el general Presidente lo hizo Ministro de Gobierno. Con motivo del grave conflicto suscitado en setiembre de 1882 entre los poderes ejecutivo y judicial, que trajo por consecuencia la dimisión colectiva del Tribunal Superior, Terra prestó máxima cooperación para zanjar las dificultades. A tales efectos hizo dimisión de la cartera, en el entendido de que la Asamblea General iba a elegirlo miembro del Tribunal de Justicia, como efectivamente sucedió, el 7 de octubre. El día 9, él y sus colegas prestaban el juramento de ley, y apenas transcurrido un mes abandonaban sus puestos, luego de haber acordado las normas del poder judicial con las normas del Presidente de la República.
Por decreto de 11 de noviembre de 1882, entró a formar parte del gabinete, pero esta vez en la secre-
