Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1283

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te de la cual peleó en la batalla de Las Piedras el 18 de mayo de 1811, ganando por su valor las presillas de teniente coronel.

Participante del Éxodo, el Jefe de los Orientales confióle la tarea de reorganizar y disciplinar el Regimiento de Blandengues en el campo del Ayuí, pero al producirse las desavenencias entre el gran caudillo y los hombres de Buenos Aires, Vázquez se inclinó hacia éstos, separándose de su jefe.

El cuerpo de su mando, remontado con milicianos de Entre Ríos, pasó entonces a llamarse Batallón de línea N° 4 y tuvo destino en las líneas del sitio de Montevideo que en esos días sostenía el general José Rondeau. Participe en la batalla del Cerrito el 31 de diciembre de 1812, fué ascendido a coronel después de la victoria.

Al restablecerse la armonía entre Artigas y los porteños, aquél exigió que fueran alejados del ejército varios jefes y oficiales, y Vázquez estaba en la lista, circunstancia probatoria del resentimiento del Protector de los Pueblos, hacia el oficial que había estimado mucho.

De este modo sólo retornó a su provincia como jefe porteño al frente del 2° Regimiento de Infantería, cuando el sitio vino a correr por cuenta de Buenos Aires, siendo de los que entraron triunfantes en Montevideo el 23 de junio de 1814, cuando el jefe español Vigodet capituló.

Tuvo entonces destino en el Ejército del Alto Perú, pero los españoles lo hicieron prisionero a poco de tomar servicio y sólo en 1815 logró libertarse de sus manos, regresando a Buenos Aires.

Adicto al Director Alvear, el día que éste fué depuesto, el coronel Ignacio Álvarez, que lo sustituyó, con ánimo de congraciarse con Artigas, tuvo la desgraciada ocurrencia de enviar al campo de éste, engrillados y para que los juzgase, a seis jefes militares que se tenían por sus enemigos, cuyo grupo encabezaba el coronel Ventura Vázquez.

El Jefe de los Orientales lo recibió sin expresar sentimientos que pudieran ofenderlo, limitándose a hacerle notar el pago que recibía ahora por haberse alejado de sus filas. Conforme sabemos, Artigas, en un magnífico acto, devolvió los enemigos que le enviaban con fierros, a la autoridad directorial, respondiéndole con palabras históricas de suprema lección, que él “no era el verdugo de Buenos Aires”.

Entonces el Director Álvarez lo sometió a juicio y Vázquez salió para Río Janeiro como desterrado en agosto de 1815. De esta ciudad trasladóse más tarde a Francia, donde le fué imposible sostenerse, y como para él estaban cerradas las puertas de las Provincias Unidas en virtud de la sentencia que lo había extrañado, cuando regresó a América vino a fijar residencia en la ciudad natal, que entonces era la capital de una provincia de los portugueses.

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