Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/133

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Había visto la primera luz en Montevideo el 5 de julio de 1789, hijo de Manuel José Barreiro y de Bárbara Bermúdez y pertenecía a una familia de buena posición social.

Se educó en el colegio de los Franciscanos, pero no tuvo estudios universitarios.

Al servicio de la causa patriota desde el año 1811, hallóse en el primer sitio de Montevideo y, muy adicto a Artigas, a cuyo lado desempeñaba funciones de secretario, lo acompañó cuando el Éxodo y en los días del Ayuí, gozando, a justo título, de su entera confianza.

Hombre joven, de educación más que mediana, poseedor de una inteligencia despierta pero discreta, su nombre se individualiza, por primeva vez, como secretario del gobierno provincial de 1813, y luego como miembro del Congreso de Peñarol, donde Artigas depuso el mando con memorable palabra el 4 de abril, y en el cual se resolvió el envío de diputados de los cinco cabildos provinciales, que presentarían a la Asamblea Constituyente de las Provincias unidas que sesionaba en Buenos Aires, las famosas Instrucciones del Año XIII.

Las circunstancias derivadas del carácter de secretario particular de Artigas, y el cargo análogo que tuvo en el Congreso, fundaron más tarde la creencia de que Barreiro pudiera haber sido el redactor de aquel programa de gobierno republicano, tan profundamente meditado y tan bien estructurado.

Nada hay sin embargo que justifique ese supuesto en forma más o menos fehaciente, y razonando sobre el punto, Héctor Miranda niega con argumentación irrefutable la paternidad que pretende atribuírsele a Barreiro, cuya juventud en esos días — contaba apenas 24 años — no podía suplir un talento excepcional que no poseía.

Tampoco hay nada que autorice a creer que poseyera mayor ilustración que su jefe, capaz de habilitarlo como mentor en asuntos de máxima trascendencia.

Llevó la palabra del Libertador en varias negociaciones con los hombres políticos de Buenos Aires o con sus hombres de armas en la provincia en los años 1814-15, sin separarse del lado de su jefe, y en los días de la Primera Patria fué la persona elegida para trasladarse del Campamento General a Montevideo, ya en posesión de los nuestros, con el fin de sustituir a Otorgués, contra quien había muchas quejas, en la jefatura de la plaza (julio de 1815).

Iba a la capital recién libertada con plenos poderes y con el título de Gobernador Delegado, pero lejos de ser un nuevo funcionario cualquiera, sin más propósitos que reemplazar a otro, Barreiro, conocedor de los antecedentes del caso, y habilitado para abarcar la situación y las necesidades que comportaba, traía esbozado el plan de disposiciones y reformas que, de inmediato, desarrollar. De aquí que su gestión de gobierno, apenas hubo

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