soldado distinguido de caballería de Guardias Nacionales, tocándole hallarse en la jornada victoriosa de Cagancha, el 29 de diciembre de aquel mismo año.
Sirvió en la Guerra Grande entre la gente de Fortunato Silva, y después del desastre del ejército nacional en India Muerta, pudo refugiarse en el Brasil siguiendo a su jefe, que era entonces Brígido Silveira, y sólo regresó al país en el último período de la lucha.
Desde la paz de octubre de 1851 hasta 1853, en que lo hicieron alférez y desde esta fecha a 1856, no hay otra constancia, a la par de la primera anotada, que la declaración hecha por el mismo Ximénez ante el Estado Mayor en 1877, recibidas por éste.
Unido a las huestes revolucionarias coloradas que el general Venancio Flores encabezó en 1863, sirvió bajo las órdenes del coronel Francisco Caraballo como jefe da un escuadrón de caballería minuana, y vencedora la revolución, Flores lo dió de alta en el ejército de línea como teniente coronel el 19 de mayo de 1865.
Jefe Político de Maldonado en julio del mismo año 65, desempeñó el cargo hasta el mes de febrero de 1868.
En el gobierno subsiguiente del general Batlle, cuando el alzamiento anárquico del general Caraballo, conocido por Revolución del Curso Forzoso, en 1869, se le nombró nuevamente Jefe Político de Maldonado con fecha 29 de junio, en sustitución del comandante Luis Cayo Aparicio, sospechado de caraballista. A servicio del mismo gobierno, transferido al Ejército del Sur del Río Negro en junio de 1870, tuvo actuación destacada en la lucha sostenida de 1870-72 contra el caudillo Timoteo Aparicio, en el curso de la cual, el 11 de octubre de 1870, ascendió a coronel.
Jefe Político de Minas el 5 de marzo de 1873, sirvió este destino hasta el mes de enero de 1875, en que depuesta la autoridad constitucional del Dr. Ellauri por el motín militar del día 15, el gobierno intruso de Pedro Varela le confió el mando de las fuerzas movilizadas en su departamento, bajo las órdenes del coronel Manuel Carbajal, al cual se le nombraba Comandante Militar y Jefe Político de los departamentos de Maldonado y Minas.
Ximénez aceptó el nuevo destino, en situación que sus amigos creyeron de por ahora y a fin de orientarse. Sus vínculos políticos con ciertos hombres de su departamento, que se extendían hasta Montevideo, ligándolo con primaces de la fracción colorada principista o conservadora, hicieron creer a éstos, pese a todo, que a la hora en que los campos se definieran y fuese necesario contar con el prestigio y tal vez con la lanza de Sandalio Ximénez, éste acudiría al llamado.
