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de la Guerra Grande, a servicio del gobierno del general Rivera, el mismo que luego, conquistado por su paisano el ex-ministro coronel Antonio Díaz, desertó con sus hombres al comienzo del sitio de la capital.

En las filas del gobierno del Cerrito, fué, a partir de abril del 43, 2° jefe del batallón “Voluntarios de Oribe”, unidad que comandaba otro vasco, Ramón de Artagaveytia. Poco tiempo después, el 25 de marzo de 1844, el titulado presidente lo llevó a su lado en carácter de ayudante, dándole grado de teniente coronel y en este nuevo destino continuó hasta el fin de la guerra.

Pacificado el país en el año 1852, ingresó al ejército de la República con el mismo rango que tenía entre los sitiadores.

Hombre de Oribe, como más adelante iba a ser hombre de Berro, lo sirvió fielmente, estuvo a su lado en los movimientos que siguieron a la Paz de Octubre, adhirió al Pacto de La Unión entre los generales Oribe y Flores y vino a ser uno de los sostenes del gobierno de Pereira.

Al estallar la revolución de los colorados conservadores encabezados por César Díaz, tuvo el comando del 2° batallón de Guardias Nacionales de la Unión — villa de su residencia —, a cuyo frente se encontró en las sangrientas jornadas de febrero del 58. Después de estos días Pereira lo ascendió a coronel graduado el 9 de febrero del mismo año, continuando al frente del 2° de Guardias Nacionales; y poco más tarde, al crearse el batallón de línea denominado “Cazadores de la Unión” sobre la base de aquella unidad, el 21 de mayo de 1858, siguió al frente del nuevo cuerpo y obtuvo la efectividad de coronel el 1° de setiembre del año siguiente.

Electo Presidente de la República Bernardo Berro, lo hizo Edecán de Gobierno el 3 de abril de 1860, y el 4 de junio de 1861 pasaba a ser jefe del batallón de Guardia Departamental con retención de su puesto junto al primer magistrado.

Jefe del 2° de Cazadores el 4 de febrero de 1863, poco le tocó actuar contra los revolucionarios floristas, pues se le retuvo casi siempre en la capital por lo mismo que era la confianza de Berro.

El gobierno de Aguirre en sus postreros días lo hizo coronel mayor (general de brigada) el 15 febrero de 1865, pero el ascenso requería la venia legislativa constitucional, y cayó el mandatario y la situación blanca antes de poder cumplirse el requisito. Basterrica reclamó más tarde su grado, pero las Cámaras del 73 — no obstante el número de sus correligionarios — rechazaron el pedido por no estar llenados los extremos legales.

Después del triunfo de la revolución florista y del advenimiento del partido colorado, Basterrica fué de los militares elegidos por Berro para la revolución del 19 de febrero de 1868, en que perecieron el general

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