Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/26

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reformada de su canto, versión que se declaro letra oficial del Himno Nacional y se oyó por primera vez en Montevideo el 18 de julio de 1845 con música de Fernando Quijano, instrumentada por el profesor Maestro Mayor de la Guardia Nacional, José Debali. El poeta había suprimido de la vieja canción las destempladas y hasta crueles alusiones a España, Portugal y Brasil, que contenía el primer himno.

Asimismo, compuso la letra del Himno Patriótico destinado a la República del Paraguay, que la esposa del general Rivera puso en manos de unos delegados especiales de aquella nación, venidos a Montevideo, canción que mas tarde fue oficializada como himno del país hermano.

Estimado de todos por su sencillez y su bonhomía, fue hombre de carácter alegre, convidado infalible de todas las fiestas, entusiasta de las corridas de toros y frecuentador de los reñideros de gallos, cuya vida transcurrió en un límite de posibles tan estrechos como podían corresponderle a un jubilado de la nación en tiempos en que el erario pasaba por las mas extremas penurias. “Dió el ejemplo, único en su tiempo y en su medio, de vocación literaria absorbente; único en esa vocación entrañable y exclusiva entre los hombres de su generación, solo aspiró a ser poeta. Acertó Menéndez y Pelayo cuando vio en la obra total de Figueroa una especie de crónica de las costumbres de Montevideo durante mas de medio siglo.

“Solo al morir soltó su mano la pluma nunca ociosa.”

El 6 de octubre de 1862, de vuelta de la Villa de la Unión, en casa de una gente amiga de la calle Treinta y Tres, donde estaba de visita, sufrió un ataque repentino que lo victimó.

Estudiada con merecido interés la obra poética de Acuña de Figueroa por eminentes críticos de España y de América y por los nuestros, desde luego, con mas razón, y existiendo por lo tanto una copiosa bibliografía que facilita el pleno conocimiento y la apreciación de su labor enfocada desde todos los puntos de vista, la vida del hombre, menos contemplada, es la que tiene que constituir como constituye el fondo de esta ficha.

Juzgando en síntesis la personalidad literaria de Acuña de Figueroa, Alberto Zum Felde lo considera como la figura mas importante de las letras clasicistas en el Plata; en América, una de las culminaciones literarias de esa escuela, junto con Heredia, Olmedo y Bello; y dentro del cuadro mas amplio de las le- tras castellanas, un poeta burlesco que puede alternar con los mejores clásicos.

Sus versos están a estas horas, por otro lado, a la mano de la generalidad de los lectores, aunque el poeta no pudo alcanzar a ver impresa sino una parte mínima de sus composiciones, siendo la primera, después de la que se citó al comienzo, salida de las prensas de “La Gaceta”, su “Saludo a la Jura de la