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hizo Jefe Político y de Policía del departamento de Flores, el 1° de abril de 1891.

Repetidas veces miembro del Directorio de su partida, dentro del cual llegó a ser una de las figuras consulares y un ciudadano merecedor del respeto de sus adversarios políticos, la muerte lo vino a sorprender en Montevideo el 16 de octubre de 1915.


CASTILLO, ROMUALDO

Oficial del ejército, asesinado en Paysandú, como acto previo al cuartelazo que en Montevideo debía dar por tierra con el gobierno del doctor Ellauri, el 15 de enero de 1875.

Romualdo Castillo había nacido en Durazno el 7 de febrero de 1839 y comenzó a servir en las filas de la revolución colorada encabezada por el general Flores en 1883. Al final de la guerra era teniente 1°.

Fué después a la campaña del Paraguay sirviendo en el escuadrón escolta, asistió a la batalla de Yatay en la provincia de Corrientes y participó en las duras luchas en territorio enemigo sirviendo entonces en el batallón “Voluntarios Independientes” donde se le promovió a capitán el 8 de julio de 1866. De regreso a Montevideo en octubre del mismo año juntamente con el general Flores, en los sucesos del 19 de febrero de 1868 tuvo una destacada actuación, que le valió más tarde, el 15 de noviembre de 1870, el ascenso a sargento mayor con la antigüedad de aquella fecha.

Cuando el coronel blanco Timoteo Aparicio se levantó en armas contra el presidente, general Batlle, sirvió al gobierno constitucional y a su partido, En la batalla de Corralito, fué uno de los oficiales que abandonó el ejército cuando se dieron cuenta de las actitudes poco claras del general Francisco Caraballo, que lo mandaba.

Jefe de la columna del centro en la salida de la Unión, estuvo también en la sangrienta jornada del Sauce.

Ascendido a teniente coronel el 9 de febrero de 1872, se le hizo jefe del batallón urbano de Montevideo el 7 de octubre de 1873 y el 26 del mismo mes del año siguiente, el gobierno de Ellauri confióle la jefatura del 2° de Cazadores, cuerpo destacado entonces en Paysandú.

El batallón resentíase de falta de organización y Castillo, como militar de orden que era, trató en seguida de restablecer la disciplina máxime cuando se hablaba de un plan subversivo contra la situación.

El teniente coronel Castillo era un personalmente amigo del presidente Ellauri, adicto al gobierno constitucional y sobre todo muy enérgico. Les conspiradores vieron en tales condiciones un obstáculo gravísimo para sus planes y un elemento capacitado para ser el núcleo de reacción en campaña, mismo que

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