Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/372

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tiempo, por haberse negado a usar el chaleco punzó y la divisa con los vivas y mueras rosistas.

Impedido por su edad y los ataques de reuma para salir a campaña, renunció su puesto en 1853, siendo reemplazado por el francés Celestino Griffón.

En sus últimos tiempos figuró todavía en la orquesta del Teatro Solís.

Entrando ahora a un particularísimo capítulo de la vida de Debali, corresponde analizar la paternidad que se le atribuye como autor de la música del Himno Nacional, asunto que ha sido objeto de largos debates y virtualmente agotado a estas horas.

Cabe afirmar al respecto, que habiendo sido Francisco Quijano quien compuso la música del Himno, conforme existe la declaración oficial de 26 de julio de 1848 (de la cual nadie, ni el mismo maestro húngaro reclamó nunca), Francisco José Debali, su amigo y compañero de andanzas y de oficio fué quien, capacitado como experto compositor contrapuntista, tradujo gráficamente en signos sobre el pentágrama, las notas que Quijano sólo podía obtener en las cuerdas de la guitarra. (Ver Fernando Quijano y el estudio de Edmundo J. Favaro, dónde se dilucida la cuestión, en el Boletín Latino Americano de Música. Bogotá, N° IV. 1938).

Por lo demás eso mismo se habría hecho público en los diarios a vista y paciencia de Debali, en 1845, al anunciarse una función de beneficencia donde se menciona como autor de la música al joven oriental y como instrumentador al profesor D. José Devali, (sic).

En funciones de' maestro de la banda de música del Regimiento de Artillería del coronel Benigno Evía, un ataque repentino lo victimó residiendo en la capital, el 13 de enero de 1859.


DE CLEMENTE, MANUEL

Militar, español de nacimiento, cuyos servicios en el ejército de la República le ganaron el grado de coronel. Era hijo de un jefe de la marina real, que en la guerra entre absolutistas o carlistas y liberales o isabelinos, siguió las banderas del pretendiente borbón que se titulaba Carlos V; y sirviendo en las mismas filas carlistas que su padre, se le confirió el grado de subteniente de infantería en agosto de 1836.

Concluída la guerra civil con la derrota de las huestes de Don Carlos, De Clemente se dispuso a abandonar la tierra y junto con otro oficial compañero de armas, José Guerra, a quien lo unían lazos de parentesco, arribó a Montevideo.

Al poco tiempo ambos tomaron servicio en nuestro ejército, ingresando De Clemente como capitán del batallón de Aguerridos y del cual Guerra era coronel, el 21 de mayo de 1842.

Sitiada la capital fué transferido

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