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Con tal propósito fué primero a Entre Ríos, para de allí encaminarse en busca del mariscal López en el Paraguay.

El presidente guaraní le dispensó la buena acogida suspicaz que correspondía a su modo íntimo o sea desconfiando siempre.

Radicó en Asunción, donde al poco tiempo se hizo sospechoso al Mariscal, quien sabe por qué motivos. Denunciado como cómplice de una real o supuesta conspiración, el Dr. Carreras se refugió en la legación de los Estados Unidos junto con Francisco Rodriguez Larreta, ex-secretario de nuestra Legación. (Ver este nombre).

López exigió su entrega al ministro Wasburn por nota de 10 de julio “para seguirles causa por conspirar contra el gobierno del Paraguay”. El ministro no pudo o no supo defender a sus asilados y estos prefirieron entregarse ante los embarazos visibles del diplomático. Salieron de la legación el 12 de julio a medio día y de la misma legación vió Wásburn cómo sus protegidos eran presos allí en seguida, por las guardias paraguayas que rodeaban la casa.

Masterman, testigo de los hechos, describe a Carreras como hombre de cerca de sesenta años, de baja estatura, delgado, de bella cabeza, de facciones delicadas y de maneras extremadamente nerviosas a causa dé su mala salud. En verdad, el Dr. Carreras, prematuramente calvo y avejentado, sólo tenía 40 años.

Preso a su turno, Masterman tornó a encontrarlo en Villeta, en una trágica cuerda de prisioneros.

El 27 de setiembre del 68, el inglés vió que llevaron al Dr. Carreras y a don Gumersindo Benítez, con dos sacerdotes y unos soldados provistos de azadas, al montecito donde habían conducido días antes al propio hermano de López, don Benigno.

Aguardó con una ansiedad febril — añade — “y era ya muy tarde cuando una ligera nube de humo, levantándose sobre los arbustos, le reveló que todo había concluido.”

Como toda esperanza fundada en la barbarie, las esperanzas del Dr. de las Carreras fracasaron así trágicamente. Mientras el inflexible ministro de Pereira moría sacrificado por quien pensó que sería su protector, mientras estaba ya sometido a horrorosos tormentos, algunos correligionarios de Montevideo alimentaban la creencia de que todo iba muy bien y que contarían con López.

La noticia de la muerte del Dr. Antonio de las Carreras sólo tuvo plena confirmación a fines del mismo año 68.


DE LA SOTA, JUAN FRANCISCO

Militar, veterano de las guerras de: la independencia, fallecido con los galones de teniente coronel graduado, La carrera de este soldado presenta una solución de continuidad que abarca casi treinta años, al cabo de los cuales, enfermo y viejo,

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