Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/394

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triunfo de la revolución del general Flores, le fué muy favorable, llegando a ingresar en 1869 a la cámara de diputados electo por el departamento de Soriano para la 10ª legislatura y tocándole ser vicepresidente de uno de los períodos.

Dado a las cuestiones pedagógicas, preceptor y director de varios colegios, en la cámara fué autor de un interesante proyecto de ley sobre enseñanza gratuita obligatoria y en el término de seis años en que tuvo funciones inspectivas en las escuelas de Montevideo, se introdujeron en ellas porción de importantes mejoras.

El 2 de julio de 1888, por los servicios rendidos al país, las cámaras le otorgaron una pensión de cien pesos mensuales. Nombrado en 1890 para la dirección del Archivo General Administrativo, permaneció en ese puesto que acordaba bien con sus aficiones. Lo desempeñó hasta su jubilación.

Fallecido en Montevideo el 16 da Agosto de 1906, al mes siguiente la municipalidad cambió por su nombre al de 2ª Uruguayana, que designaba una calle de la Aguada.

Llamado con frecuencia el primer historiador nacional, Isidoro De María, respetable cultor de la Historia Patria, carece de tal preeminencia, así en lo que dice al tiempo como en lo que dice a su labor. Antes que él y dentro de lineamientos de tarea semejante cuenta Juan Manuel de la Sota. En lo atinente a su producción histórica, De María es un cronista fácil que no sintió el afán que lleva a apurar la investigación, colmar la laguna y abstenerse de suplir la verdad documentada con suposiciones o con referencias de dudosa autoridad y a salir del paso por aproximación, siendo como ha dicho uno de nuestros jóvenes investigadores, “de una imprecisión aterradora en cuanto a nombres y fechas”.

Por estos motivos, falto de verdadera disciplina de estudioso, excesivamente confiado en sus recuerdos, llevó a sus libros — todo lo meritorios que se quiera — una suma de informaciones no depuradas que obliga a manejarlos con mucho cuidado.

Por culpa de esa su despreocupación, en una época en que la historia nacional estaba proscrita de los programas oficiales y era mirada con menosprecio sino con horror por los elementos tenidos por intelectuales, se han vulgarizado, pasando en autoridad de cosa juzgada, muchos datos erróneos que hoy es dificilísimo rectificar con éxito, después de tanto tiempo y de tanto repetirse sin control.


DE MARÍA, Justo Pedro PABLO

Jurisconsulto eminente, profesor, periodista y hombre político. Destacado como alto maestro de Derecho, una larga vida de ejemplar austeridad consagra su envidiable fama.

Nacido en Gualeguaychú, provin-

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