Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/43

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llado el motín del 15 de enero del 75, fue Martín Aguirre uno de los más empeñados en que el coronel Timoteo Aparicio se pusiese al frente de la reacción armada para restablecer en Montevideo el gobierno constitucional.

No obstante su radical actitud en aquellos penosos días y su participación en el movimiento cívico llamado Revolución Tricolor a fines del 75, aceptó más tarde, en 1877, colaborar con el gobierno dictatorial del coronel Lorenzo Latorre en el cargo de Juez de Fuero Mixto. Pronto creyó del caso, sin embargo, abandonar el puesto, convencido de que con Latorre era imposible marchar. Mantuvo no obstante buena relación con el Gobernador que le permitió ser votado representante por el departamento de Canelones, como uno de los integrantes de la cámara que en 1879 convertiría al Gobernador en Presidente constitucional, dándole sus votos en la Asamblea.

Caído Latorre no pudo hallar entendimiento con el nuevo presidente Francisco A. Vidal, pues se le sospechaba no ser ajeno a ciertos planes del ex-dictador desterrado y Aguirre optó por emigrar a la Argentina. Allí lo encontraron los aprestos revolucionarios de 1886 y cuando se realizó la invasión del ejército ciudadano, pasó el río Uruguay en sus filas y asistió a la batalla de Quebracho donde fue herido en las últimas horas de la adversa jornada.

Después de la Conciliación, movimiento político decisivo que elevó al general Tajes al gobierno, salió electo diputado por Cerro Largo en 1888, el mismo departamento que lo llevó al senado en 1891.

Martín Aguirre; político de notable condición y político realista, entro a personificar por esta época, dentro del partido nacionalista, una franca tendencia de colaboracionismo opuesta a la orientación negativa que era norma de los hombres dirigentes de la misma parcialidad, muchos de los cuales, haciendo gala de un tardío principismo, proclamaban la abstención y la violencia en subsidio.

Fue en respuesta precisamente a un documento emanado del Directorio que presidía J. J. de Herrera, que Aguirre redactó su manifiesto de setiembre de 1890, el cual, sea cual sea la opinión que pueda merecer en su contenido político, es una hermosa pieza en fondo y forma, llena de sensatez, inspirada en sano patriotismo y en verdadero sentimiento ciudadano.

En la elección presidencial de los 21 días de marzo de 1894 propició la candidatura del general Luis Eduardo Pérez.

Diputado por Cerro Largo, donde un jefe militar de prestigio en su partido, Justino Muniz, le respondía en absoluto, permaneció en las cámaras electas en 1897, no obstante haberse levantado en guerra los nacionalistas bajo el mando de Diego Lamas y Aparicio Saravia. En los sucesos de 1897-98, Aguirre fué deportado por orden de Cuestas el 1° de

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