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unidad y obtuvo que se le designara segundo jefe el 29 de noviembre de 1881.

En enero de 1883 comandó interinamente el Cuerpo de Serenos de Montevideo y el 20 de agosto de 1890 recibió la jefatura del regimiento de artillería.

A la par de sus servicios en el ejército, tuvo elevados destinos en la policía, corno subdelegado de Trinidad en 1879. Jefe Político de Durazno en 1886 y mientras ejercía funciones de Inspector General de Policías, interinó la jefetura de Mihas en 1887.

De esta última época data la mención de su nombre en un incidente electoral, que se popularizó con la denominación de “el café frio”, pero en honor de la verdad, hay que dejar constancia que — cualquier cosa se diga en diarios contemporáneos o en libros de historia conocidos — el coronel Estevan no tuvo en el suceso la intervención personal que se le atribuye, pues era, desde luego, hombre de capacidad muy suficiente para no caer en renuncio semejante y no era la primera vez que movía resortes en las elecciones.

Designado el 14 de noviembre de 1893 Jefe Político de Paysandú, renunció el puesto el 11 de enero.de 1894 para ocupar el de Comandante General de Fronteras, que desempeñó desde el 28 de febrero de 1894 hasta el 9 de marzo del 96.,

Durante la revolución nacionalista de 1897, el presidente Idiarte Borda le confirió el mando de un cuerpo de ejército que se organizaba en el departamento de Canelones.

Desaparecido trágicamente Idiarte Borda, fué de los primeros generales que “personalmente y en nombre de sus amigos” se puso al lado de Juan L. Cuestas, presidente del senado, acompañándolo en sus maniobras para prolongarse en el mando, actitud que, después del golpe de fuerza del 10 de febrero de 1893, le valió un asiento en el Consejo de Estado que iba a actuar en funciones de cuerpo legislativo, como 32° titular del grupo colorado. Poco sincera debía ser su adhesión a la nueva política y mismo su entendimiento con Cuestas, pues el 4 de julio del mismo año el general Estevan apareció como uno de los jefes alzados en armas en favor de la misma legalidad que había contribuido a abatir en febrero.

El movimiento terminó el mismo día mediante un convenio ajustado muy de prisa, no muy claro y en forma verbal, con intervención del Dr. Juan Carlos Blanco, Presidente del Consejo de Estado, curioso convenio que, según “Manifiesto al pueblo” de los jefes sublevados, fué en seguida. no más, desconocido y violado por el dictador.

Este radió a los militares enemigos de los cuadros del ejército, desterró o encarceló a los que creyó oportuno y Estevan quedó eliminado del Consejo.

La amnistía de marzo de 1899 le devolvió su grado y su jerarquía en el ejército, pero desde entonces no

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