Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/563

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gica más elemental, fué motivo de patriótica preocupación de todos los hombres razonables del país, pero también hubo general acuerdo en que era preciso esperar el desarrollo de los sucesos, porque, en último término, todo iba a depender de las condiciones que demostrara el hombre a quien se llamaba a gobernar la República por cuatro años.

Desgraciadamente, Juan Francisco Giró no era el hombre para aquel momento histórico. Como se dijo antes, excelente en la rama de la administración, le faltaba vuelo y era débil e indeciso en política, con un lastre de contrariedades de orden privado. De él se podría decir lo que Bossuet del Papa Inocencio XI :”Una buena intención con pocas luces, es un grave mal en los cargos muy altos”.

Inauguró su gobierno constituyendo un ministerio que satisfizo a la opinión, pues se componía de ciudadanos habilitados a pleno para dar buen comienzo a la extraordinaria tarea de sacar al país del estado de ruina a que lo había reducido la política antinacional del tirano argentino. Se trató, por corta providencia, de que volviera a la República el mayor número. de nativos desparramados por todas las fronteras y de poner orden a los gastos públicos.

Con propósito de llevar a todo el país, asolado por diez años de guerra, una palabra de estímulo y de esperanza, viendo las cosas de cerca, oyendo opiniones y recibiendo quejas, delegó el poder en Bernardo P. Berro, presidente del senado, el 26 de octubre de 1852. El viaje duró hasta el 12 de enero del año siguiente, fecha en que el Presidente volvió al ejercicio de sus funciones y la presencia del anciano gobernante, bien acogido en todas partes, tuvo cuando menos un evidente significado moral.

Pero sus propósitos de hacer una presidencia nacional, equidistante y ajena a los partidos históricos, se malogró, por la influencia que sobre el ánimo indeciso de Giró ejercían los hombres del Partido Blanco, y prontamente el horizonte empezó a cargarse de nubes de tempestad.

La solución política de la Guerra Grande, contraria a la realidad de las cosas, daba sus frutos, fatales para el país.

Un choque casual de dos unidades del ejército en la plaza Matriz de Montevideo, cuando se festejaba la fecha patria el 18 de julio de 1853, vino a conmover tan hondamente los fundamentos de la situación, que el 25 de setiembre Giró hizo renuncia de la primera magistratura, asilándose al día siguiente en una legación extranjera.

Un Triunvirato formado por los generales Fructuoso Rivera, Juan A. Lavalleja y el coronel Venancio Flores, sustituyó al presidente constitucional.

Mientras tanto, bajo las sugestiones de Bernardo P. Berro, que había sido su Ministro de Gobierno,

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