Lavalleja, que invadió del Brasil, en la plaza de San Servando, — hoy Rio Branco — el 10 de junio. Después de una resistencia heroica en que perdió un tercio de sus efectivos, tuvo que capitular con sus oficiales por falta de municiones. El enemigo no pudo, sin embargo, aprovechar su triunfo y volvió al Brasil de donde había venido, poniendo en libertad a Gómez el día 12. En la propia fecha pudo Gómez avisar al gobierno desde Fraile Muerto, su derrota, su captura y su liberación, en el mismo parte.
A servicio del gobierno legal de Oribe cuando el general Rivera levantó la bandera de la llamada revolución Constitucional, tenía otra vez a su cargo la Comandancia General de Cerro Largo desde el 9 de febrero de 1836, mientras continuaba en la jefatura del 2° escuadrón de caballería.
Sublevados sus oficiales Fortunato Silva y Lavandera, lo tomaron prisionero junto con su segundo Calderón, pero ambos fueron vueltos a la libertad casi en seguida.
En la batalla de Carpintería, el 19 de setiembre de 1836, mereció ser recomendado en el parte del general vencedor Ignacio Oribe, el cual lo calificó de “valiente entre los valientes”. El presidente Oribe, en recompensa, confirióle el grado de coronel mayor —equivalente ahora a general — el 26 de setiembre, sin que ello obstara a que siguiese al frente del 2° escuadrón hasta el mes de diciembre de 1836.
Jefe divisionario en la acción del Yí — 21 de noviembre del 37 — favos rable también al presidente Oribe, que mandaba en persona el ejército, ofició a su Ministro de la Guerra que el triunfo se debía “exclusivamente a la bravura de los generales Ignacio Oribe y Servando Gómez y a la intrepidez de los GG. NN. que militaban a sus órdenes”.
Pero la suerte le dió la espalda en la batalla decisiva del Palmar de Arroyo Grande y no obstante lo brillante de sus cargas, el ejército del general Ignacio Oribe, en que ahora formaba, fué completamente derrotado por Rivera el 15 de junio de 1838. Gómez salió del campo con los restos de su división y al día siguiente hallábase ya a considerable distancia del enemigo.
Próximo el fin de la guerra, el 12 de julio de 1838 se le confió el mando de todas las fuerzas de caballería del departamento de la capital y la que se reuniera de los otros, pasando después a mandar un cuerpo especial, la llamada “Legión Fidelidad”, con cuyos oficiales se embarcó para Buenos Aires siguiendo el general Manuel Oribe, a la fecha que este hizo renuncia de la presidencia.
Invasor con el ejército rosista que comandaba el general Pascual Echagüe en 1839, cargó 14 veces con su Legión cuando los suyos fueron derrotados en Cagancha, el 31 de diciembre, por el ejército. nacional al mando del general Rivera.
Siempre al lado de Oribe, estuvo
