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Química elemental aplicada a las Artes”, aparecieron en 1848 por tipos de la Imprenta Uruguayana.

En 1855, previa anuencia del respectivo Consejo, se le confió la Cátedra de Química elemental de la Universidad. Lenoble contribuía al mejor éxito de las clases, facilitando para las pruebas prácticas el instrumental de su propiedad particular y proveyendo los ingredientes de laboratorio que se necesitaran, de la botica que tenía establecida en la calle 25 de Mayo.

En otro género de actividades científicas, señaló la existencia de carbonato de soda en ciertos manantiales de la Estanzuela, identificó el Espato Fluor en minerales provenientes del Salto, estudió las plantas indígenas pasibles de ser empleadas en la curtiembre de cueros, etc., etc.

Socio fundador de la Sociedad de Medicina de Montevideo, de las sociedades de Farmacéuticos de París, Burdeos y Buenos Aires, falleció el profesor Lenoble en nuestra capital el 4 de agosto de 1868.


LEÓN BARRETO, FRANCISCO

Ciudadano de actuación limitada en los cuadros del funcionariado nacional, pero cuyo nombre se liga — un tanto por acaso — a episodios de gran resonancia en una época verdaderamente excepcional de la República.

Conocido solamente por el apellido Barreto, el primero, León, lo usaban él y sus hermanos reducido a la letra inicial L. La prensa opositora de la época santista, atribuyendo esta letra a una abreviatura muy distinta, dió en llamarlo Francisco Leonidas Barreto.

Había nacido en Cerro Largo, hijo de Bartolomé León Barreto, — de familia canaria — y de Juana Perazza.

Se dedicó al comercio desde joven, trabajando en el Alto Uruguay, departamento de Salto y frontera de Río Grande.

Proveedor de los ejércitos aliados en la guerra de la Triple Alianza, logró hacerse una buena fortuna.

Avecindado en la capital, nada permitía suponer, no obstante su filiación colorada y sus relaciones con militares y políticos, hechas en los días de la Guerra del Paraguay, que un hombre apacible hasta la indiferencia y sin espíritu que lo inclinara a la cosa pública como era Barreto, apareciese un día nombrado por el dictador Latorre, administrador de la lotería del Hospital de Caridad.

Su gestión, rudamente criticada por los diarios contrarios al gobierno, en cuyas columnas llegaron a concretarse graves irregularidades, dió motivo a que apenas cambiado el régimen, Juan Peñalva, Ministro de Hacienda del nuevo presidente Dr, Francisco A. Vidal, decretara una investigación.

El cargo máximo, entre las denuncias, rezaba con el destino del primer premio de una lotería de cien mil pesos sorteada en diciembre de 1879, cuyo importe, merced a maniobras dolosas, habría tenido un

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