Era nacido en 1806 y se había formado en la Facultad de París.
Al llegar al Uruguay hablaba ya en favor suyo una bella historia de sacrificio y amor a su carrera y a la democracia.
Durante la epidemia de cólera en Paris en 1832, empeñado en calmar los espíritus y evitar el pánico que cundía en la población, se acostó y durmió jurtto a un colérico en el Hospital de Huérfanos del Faubourg San Antonio.
Había actuado en las filas de la revolución de julio de 1830 y en el ataque al cuartel de Babilonia recibió una herida de consideración estando al lado de Julio Gravy, que fué más tarde presidente de la república francesa, y el que lo sustituyó en las filas de combate.
Por la actuación en las tres jornadas tenía la medalla de plata con que “la patria reconocida” condecoró a sus defensores.
Fué durante cinco años médico de los sitiados de Montevideo, prodigándose sin descanso, y tres años médico de policía de la capital. Al firmarse la Paz de Octubre era cirujano del ejército, teniente coronel asimilado.
Jefe de la sanidad de la División Oriental en la campaña de Caseros, se le otorgó la medalla de plata que le correspondía conforme a su grado, y continuó al servicio del ejército hasta febrero de 1858, en que el gobierno de Pereira lo dió de baja por desafecto a la situación, aunque los papeles oficiales digan otra cosa. La vinculación de Lons con el jefe de la revolución conservadora fusilado en Quinteros ese mismo mes, releva de prueba.
Recuperado el gobierno por los colorados se le reincorporó a los cuadros, a su solicitud, y durante la campaña contra los revolucionarios del coronel Timoteo Aparicio prestó servicios en el Ejército del Norte y más tarde en el comandado por el general José G. Suárez.
Continuó en funciones de cirujano del ejército hasta el 21 de marzo de 1884, fecha en que pasó a figurar en el Cuerpo de Inválidos.
Aparte de los buenos y asiduos servicios que prodigó a la clase militar, tiene el Dr. Lons títulos ganados a la consideración pública por otros no menos importantes y más llenos de peligros, como los prestados en Montevideo a gran número de enfermos en la epidemia de fiebre amarilla de 1857 y sobre todo por los que rindió cuando fué enviado especialmente al departamento de Soriano, diezmado por el cólera en 1867-68.
Estableciendo cuartel general en la ciudad de Mercedes, no sólo fué médico y enfermero, sino que poniendo en práctica los métodos propios de curación, enseñaba a la gente a guiarse por ellos, obteniendo éxitos sorprendentes, hijos casi siempre de la higiene observada y de la racional manera de encarar la lucha contra los males, ayudando a la naturaleza a defenderse.
El doctor Lons falleció en Montevideo el 9 de diciembre de 1888.
