Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/766

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en 1810, Con este grado se presentó a Artigas en 1811, participando en todas las acciones que precedieron al primer sitio de la capital. Por su conducta en la batalla de Las Piedras, la Junta de Buenos Aires lo confirmó en el grado de capitán de caballería el 12 de agosto de 1811 y sirvió luego en el Regimiento de VoIuntarios de caballería de Maldonado y Minas,

Más tarde, con su familia, fué de los que marcharon con Artigas cuando el Éxodo.

Partícipe en las hostilidades contra los porteños al terminar la dominación española, evitó con su energía que una parte de la Fortaleza del Cerro fuese destruida por orden del general Soler antes de evacuar la plaza de Montevideo, el 25 de febrero del año 15.

Estuvo bajo el comando de Rivera en la lucha contra la invasión Portuguesa y fué herido y hecho prisionero en operaciones del Norte.

Conducido a Río de Janeiro, estuvo confinado en una de las fortalezas de la bahía hasta que por íntervención de Francisco Magariños consiguió mejorar su condición, viéndose libre recién a fines de 1820, para regresar a la patria al año siguiente, aunque sólo de paso, pues Se fué a vivir en Buenos Aires.

En 1825 vino a ofrecer a los patriotas su espada veterana y Lavalleja lo confirmó en el grado de coronel. Actor en la batalla de Sarandí al mando de gente de sus pagos de Canelones, sirvió en el Ejército Republicano en la campaña del Brasil, agregado al Estado Mayor y especialmente a servicio de parques y remonta.

Independizada la República, vino a figurar en los cuadros del ejército de la joven patria el 12 de abril de 1830, en calidad de coronel de caballería con antigüedad de 1° de julio de 1825.

Comandante Militar de Canelones en la presidencia de Rivera, sirvió dos años el destino — 1832 - 34 — y en el gobierno de Oribe se le incluyó entre los jefes reformados incursos en el decreto de 30 de julio de 1835, revistando como coronel, y no fué llamado a servicio cuando al año siguiente se revalidó temporalmente a una cincuentena de compañeros de aquella lista.

El 7 de octubre de 1842, después de sufrir mortificaciones y prematuros achaques, su vida finalizó en Montevideo,

José Llupes, meritoria cuanto interesante figura de la patria vieja, cuenta todavía entre los veteranos pretéritos de nuestra historia.

Poniendo a contribución los datos documentados que Plácido Abad aportó respecto a su vida y servicios, ha sido redactado lo principal de esta biografía sintética.

Sólo resta por agregar que no existe ningún retrato de Llupes que pueda tenerse como directo y fidedigno, siendo todos reconstrucciones imaginarias de vulgar factura.

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