Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/804

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responder a llamados que tendían nada más que a satisfacer ambiciones bastardas y personales.

Esta frustrada revolución es la que se llamó entonces “La revolución de los cóndores”, pues se decía financiada con monedas chilenas del mismo nombre, acuñadas en oro y circulantes en nuestro país.

Martínez vivió ausente de la República hasta agosto de 1883, en que acogióse a una amnistía y fué reincorporado a los cuadros del ejército. Ascendido a general de brigada el 23 de agosto de 1890, llegó a general de división el 17 de febrero del 94, designándosele el 9 de marzo de 1895 miembro del Tribunal Militar de Apelaciones.

Perseguido en la dictadura de Cuestas, contó entre los militares revolucionarios del 4 de julio de 1898 y fué desterrado. Fijó su residencia en Buenos Aires, baja del ejército en el año 1900, pero en la presidencia de Batlle y Ordoñez volvió al país y tuvo su antigua situación el 5 de mayo de 1903. El 6 de diciembre de 1914 terminaron sus días en Montevideo.


MARTÍNEZ, VALENTÍN

Militar que alcanzó a ser general y cuyo nombre — como oficial subalterno y luego como jefe — aparece ligado a comentados episodios de nuestra historia.

Tenía Martínez ascendientes en la carrera de las armas, pues, lo mismo que el coronel Esteban, era hijo del mayor Fernando Martínez, muerto en 1864 delante de Paysandú, en las filas del general Flores.

Nacido en Montevideo el 14 de febrero de 1852, ingresó al Ejército como soldado distinguido en el Batallón Unión de Guardias Nacionales, el 31 de marzo de 1869, tocándole hacer, poco tiempo después, toda la campaña 1870-72 contra los revolucionarios del coronel Timoteo Aparicio, y en ese término ascendió a subteniente en 1871.

Separado del Ejército en 1874, el coronel Lorenzo Latorre lo hizo volver a la carrera incorporándolo a la oficialidad del 1° de Cazadores, la noche del motín del 15 de enero de 1875.

De ese cuerpo fué transferido, en seguida, al Batallón 5°, creado con la recién expresada fecha, y cuyo mando se confió al mayor Máximo Santos. Tras la breve campaña contra los ejércitos de la Reacción Nacional, legó a teniente 2° en abril de 1876 y a ayudante mayor en agosto 4 del mismo año.

Con este grado, las sugestiones funestas cuando no las amenazas terribles de su jefe y del propio dictador, vencieron el ánimo de Valentín Martínez, llevándolo a prestar su brazo para la comisión de un atentado del que resultó muerto, en pleno día y en una calle céntrica de la capital, el ex-comandante Eduardo Bertrán, hombre de acción bien conocido, del que Latorre quería deshacerse como de un peligroso enemigo.

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