Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/812

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poca distancia de la línea que separa a Cerro Largo del antiguo Imperio, donde su padre era propietario rural, se formó, iniciado a los doce años, en las esferas comerciales de Río Janeiro, llegando a ser gerente de la casa inglesa de Carruthers, una de las más importantes y serias del Brasil.

Después, en el curso de su larga vida, por su espíritu de empresa y su idealismo constructivo, llegó a constituirse en el propulsor de los grandes progresos del Brasil, como empresario de los primeros ferrocarriles, organizador de la compañía de navegación del Río Amazonas. concesionario del cable transatlántico, capitalista de la empresa de iluminación a gas de Río de Janeiro, de la compañía de transportes, de los diques flotantes, constructor del canal del Mangue en la misma capital, etc., y tuvo paralelamente actuación política y parlamentaria, rival de su coterráneo Silveira Martins en los asuntos de Río Grande.

La primera ligazón de Mauá con el Uruguay remontaba a la época final de la Guerra Grande, cuando, en setiembre de 1850, simple comerciante de Río Janeiro, negoció con nuestro ministro Andrés Lamas el préstamo de 18.000 pesos para comprar armas, municiones, pólvora y víveres para Montevideo sitiado por Oribe y reducido al último extremo de miseria, pero en cuyos destinos finales el comerciante riograndense confiaba.

Algunos años más tarde, el 2 de julio de 1857, en el gobierno de Pereira, obtuvo la ley de creación del Banco de Emisión, Depósitos y Descuentos, al que dió su nombre y el cual empezó a funcionar con un capital provisorio de un millón doscientos mil pesos.

La empresa, previamente discutida y estudiada con Lamas en Rio Janeiro, ofrecía sin duda claras probabilidades, pero se necesitaba la serena capacidad de Mauá para venir a implantarla “cuando todavía se hallaban los espíritus impresionados con los desastres de una guerra civil de nueve años y con las agitaciones que perduraron todavía bajo el gobierno constitucional de Giró”.

Era necesario mucho optimismo, mucha fe y sobre todo, mucha capacidad realizadora, para arriesgarse a fundar un banco de crédito, con su propio capital, en un país que — conforme dice un historiador — era apenas un campo pelado, con una población que entonces se podía calcular generosamente en doscientos mil habitantes, de los cuales cincuenta mil correspondían e Montevideo.

Esta venida a muestro país, pudo tal vez traer en sí el germen larvado de la malaventura final del banquero riograndense, pero como él mismo lo manifestó sin remordimiento ni amargura en su “Exposición a los acreedores”, al poner los pies en la República fué arrastrado por motivos nobles y por inspiraciones patrióticas que “pocos las sienten de veras”.

Ligado al Uruguay tan fuertemente, Mauá no podía circunscribir sus actividades progresistas a la esfera

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