edecán de Oribe durante el Sitio Grande, había nacido en Montevideo el 18 de febrero de 1823.
Fué la segunda esposa del Dr, Carlos G. Villademoros, personaje político de primera fila en los años iniciales de la patria. Ministro conspícuo del gobierno del general Manuel Oribe en el Cerrito, el casamiento se efectuó en la Capilla de la Mauricia, en el Cardal, el 20 de junio de 1844, con el alto padrinazgo del titulado Presidente y su esposa Agustina Contucci.
Nacieron dos hijos de la despareja unión y los dos murieron de poco tiempo.
Elisa, siempre muy delicada de salud, dice en carta escrita el mismo año de casarse “que vivía siempre acostada”. El año 46 hallábase tan enferma que no pudo ser madrina de un bautizo y poco después falleció, a los dos años de su matrimonio.
Dueña de la hermosura física y de los predicados morales que los contemporáneos certifican, fué Elisa Maturana en virtud de novia — primera y única — la esencia de amor que endulzó y acibaró a la vez, la existencia de Juan Carlos Gómez. Prometidos cuando él a los 23 años, se alejó de Montevideo por razones de política, más tarde, “uno de los límites de la fatalidad”, y no sólo la ausencia, malogró el idílio, y los que habían sido novios quedaron separados para siempre, cumpliéndose de ese modo el augurio sombrío de Gómez; “...un presentimiento me dice que no la volveré a ver más”.
El ilustre hombre público, que soltero, se conservó fiel a la devoción del recuerdo para cuyas reliquias tuvo piadoso esmero, y al revivir en sus versos la memoria de su novia, — aunque sin ninguna mención personal — vinculó el nombre de Elisa Maturana al ciclo de nuestra literatura romántica, asignándole, con absoluta y total prescindencia de ella, el sitio que en parecidas circunstancias tuvieron Laura de Novés o Rosario la de Acuña.
MAUA, Vizconde de — Ireneo Evangelista de Sousa
Financista y banquero brasileño, con actuación trascendental en la vida de nuestra República.
Figura de lineamientos internacionales, que en su país adquiere proporciones extraordinarias, su biografía no cabe, desde luego, en este libro, por las mismas razones, Pero tampoco es posible que se excluya una noticia sucinta y circunscrita al Uruguay, de un personaje vinculado a nuestro país de modo tan profundo, que su nombre, unido al del Banco y al de sus estancias, vive todavía en el recuerdo popular a despecho de los noventa años transcurridos desde la época de su establecimiento formal entre nosotros.
Nacido el 28 de diciembre de 1813 en Arroyo Grande, localidad de la vecina provincia de Río Grande, a
