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tar la participación que pudo caberle al coronel de Estado Mayor del ejército británico, Giffor Palgrave, Ministro de Inglaterra por esa época y hombre muy allegado al general Santos.

Al término de su contrata Armenio siguió residiendo en el país, orientando sus actividades a empresas particulares de gran vuelo, como la canalización del Río Negro y sus principales afluentes, planteo de colonias agrícolas, mejoramiento y transformación de la zona Este lindera con el Atlántico y la Laguna Merim, etc, etc.

No tuvo suerte en sus iniciativas, tal vez demasiado vastas para ser viables en nuestro ambiente y los últimos años de su existencia fueron tristes para un hombre proclive a la vida cómoda y dispendiosa.

Dejó de existir en Montevideo el 25 de diciembre de 1900.


AROSTEGUY, ABDON

Hombre político, diputado y escritor, nacido en Pando el 30 de julio de 1853, hijo de un vasco, antiguo cirujano del ejército de Oribe.

De igual filiación política que su padre, hizo la campaña revolucionaria de 1870-72, contra el gobierno del general Lorenzo Batlle y tomo las armas nuevamente en 1875, para pelear en las filas del ejército ciudadano por la restauración de la legalidad arrasada por los motineros del 15 de enero.

Más tarde, la vinculación con su antiguo jefe del 70, el general Timoteo Aparicio, lo llevó a acercarse al gobierno del dictador Lorenzo Latorre, conforme a la actitud que asumieron sus correligionarios en mayoría.

Caído el dictador, siguió la vinculación con el gobierno del doctor Vidal y en 1881-82 Arosteguy estaba convertido en un entusiasta propagandista de la candidatura del general Máximo Santos a la presidencia de la República.

Santos le había escrito, por entonces, una famosa carta política contestando a otra en que Arosteguy le preguntaba si podía honrarse dándole (a Santos) el título de amigo.

Llevado a las Cámaras en 1882, tuvo ocasión de dar su voto al general en la elección del 1° de marzo y ocho días después se le dirigió, desde Paso del Molino, expresándole en carta que publica “La Nación”, que su programa de gobierno no contaba ejemplo en nuestra historia y que los cintillos y los odios — si es que podían existir después de su abnegado ejemplo — no debían tomarse en consideración. Concluía, ofreciendo a la causa del general Presidente la última gota de su sangre y la de sus amigos en defensa de su programa de Unión, Paz, Trabajo y Garantías. Simultáneamente se proponía, junto con algunos viejos políticos como Narciso del Castillo, etc., organizar un partido “blanco tradicional”.

Desautorizado públicamente por sus correligionarios, que le negaron toda representación dentro de filas,

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