Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/881

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

contaban en su vida pública. El constitucionalismo, ajeno a la tradición y a las divisas históricas, no conglomeró sino un elegido núcleo de ciudadanos de la capital y pequeños grupos departamentales: no tenía arraigo popular. La solución había que tentarla, como lo pensó y lo hizo Julio Herrera y Obes, transformando los viejos partidos, para legar, por la educación de las masas, a convertirlos en una fuerza coherente y vertebrada, que luego había que encauzar hacia el sufragio. Fué por ésto que, en 1890, volvió de nuevo a las filas de que se había alejado, restituyéndose a la parcialidad que había servido con tanto entusiasmo desde su juventud.

El 12 de julio de ese mismo año el gobierno de Herrera y Obes lo llevó a ocupar la presidencia del Banco Nacional, en momentos gravísimos para aquel instituto y para el país. Más tarde ocupó la presidencia del Banco Hipotecario, ingresó al Senado en febrero del 91 electo en el departamento de Montevideo y al establecerse el Banco de la República, el directorio constituído por decreto de 21 de agosto del 96 tuvo por presidente al Dr. Muñoz. En este destino, alto y de confianza, falleció el 3 de enero dé 1899.

Eduardo Flores, juzgando en 1877 al ciudadano que había sido uno de los enemigos históricos de su padre, lo llamó “la más alta, sino la más afortunada personalidad politica de la República”. Descontando algún exceso de generosidad en el juicio, y con más perspectiva de tiempo, puede afirmarse, sin embargo, que el Dr. José María Muñoz, por su austeridad cívica y su templado carácter — con todos los errores que pudo cometer y cometió en su prolongada actuación ciudadana — configura una de las calificadas personalidades de nuestra historia.


MUÑOZ, MELITON

General del ejército, oriundo del departamento de Canelones, dentro de cuyos límites había visto la primera luz, en la sección de Santa Rosa, el 10 de marzo de 1837.

Soldado de Guardias Nacionales en 1857, se alistó entre las huestes del general Flores en la revolución que este caudillo trajo al país el año 63, y en las varias alternativas de la movida y encarnizada lucha, halló ocasión de mostrarse como hombre de valor temerario, ganando las sucesivas promociones de alférez, teniente 1°, ayudante mayor y capitán en las filas de los rebeldes floristas.

Sin embargo, cuando el caudillo colorado subió al poder, Muñoz no fué dado de alta en el ejército de línea y continuó con su grado de guardia nacional hasta el 9 de enero de 1871, en que ingresó a los cuadros como capitán de caballería, con destino en la División Canelones, en la que ya prestaba servicios desde la iniciación de la lucha contra el coronel revolucionario blanco Timoteo Aparicio. Al mando del 2° regi-

— 881 —