tución, después de redactada, fuera sometida á discusión popular.
» La Constitución se hizo en Filadelfia, mas no satisfacía por completo á sus autores. Sin embargo, todos reconocían la necesidad de adoptarla. Aquellos hombres tuvieron la abnegación de sacrificar una parte de sus convicciones, en aras del interés común, pero Hámilton descolló sobremanera. Tomó á su cargo hacer aceptar aquella Constitución á trece diversos Estados, que la discutieron trece veces, aprobándola, siendo preciso para llegar á tal resultado aunar intereses opuestos, acallar celos y rivalidades, para lo cual valióse siempre de armas de buena ley.
» No había bastante con esto, y Hámilton se unió á Mádison y á Jay, que representaban los distintos matices políticos, pero que estaban convencidos de que la Constitución aquella significaba la salvación del país. Los tres decidieron la publicación de una serie de artículos sobre la Constitución, cuyo trabajo se considera aun hoy día como sus mejores comentarios, y se hallan reunidos en abultado volumen bajo el título de The Federalist. Ochenta y cinco números aparecieron de esta serie, de los cuales redactó Hámilton cincuenta y uno, pero yendo todos firmados bajo el pseudónimo Publius.
» El interés que despertó la publicación de El Federalista y la campaña de propaganda emprendida por Hámilton determinaron en favor de la Constitución á todos los Estados y á todos los ciudadanos. El Federalista, no en balde calificado de « Manual de la libertad », es una de las epopeyas más simpáticas llevadas á término en favor de una causa. Apareció el número 1,° ó introducción el 27 de octubre de 1787 y el último ó la conclusión, el 15 agosto de 1788, redactados uno y otro por Hámilton.
» Cuando Wáshington ocupó la presidencia de los Estados Unidos en 1789, llamó para formar gabinete á Jefferson, jefe del partido democrático, que juzgaba escasa la independencia concedida á los Estados, y á Hámilton, que encontraba limitadas las concesiones hechas al poder central, y asoció á ambos los generales Knox y Jay.
» Hámilton desempeñó la cartera de Hacienda, donde por falta de dinero y sobra de deudas residía el gran problema de