Página:Finke Mujer Edad Media.djvu/40

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mano firme salvó de la hecatombe, durante siglos, los tesoros de la cultura. De la mano del cristia- nismo fué la Edad Media a la escuela de los an- tiguos. Favoreció particularmente al cristianismo el hecho de encontrar en el umbral de la Edad Media reducido a sistema científico riguroso la totalidad de sus convicciones, por obra de un espíritu de primer orden que aportó al cristianis- mo la cosecha de las doctrinas neoplatónicas, y concentró además el pensar de su tiempo con energía creadora en torno a la necesidad de sal- vación. Así llegó a ser San Agustín el maestro de la Edad Media; su fuerza espiritual es la base del pensamiento cristiano.

Una cultura se gana luchando, sobre todo la espiritual; no se ofrece propicia en una genera- ción. Así necesitaron los recientes Estados ger- mánicos, por lo pronto, siglos de aprendizaje, en los que se nutrieron espiritualmente. La rúbrica común de toda la técnica científica, hasta el si- glo xi, fué: receptividad, tradicionalismo, colec- cionar, extractar, reproducir. El criterio de auto- ridad era decisivo. En todo el pensar primitivo, en los primeros balbuceos de la creación artística, se siente la dependencia de la antigúedad, o de los padres de la Iglesia. La elaboración racional faltaba todavía en absoluto. Durante siglos, la timidez les impidió formular por sí un pensa- miento independiente. Aun allí donde se trata-

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