Página:Finke Mujer Edad Media.djvu/71

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

haciéndolas participar en el saber de su tiempo, fué dando contenido a sus espíritus y a sus vi- das. Pero no era, dice Gróber — cuya caracteriza- ción sigo aquí —, una revolucionaria; conocía de- masiado bien los límites de la capacidad femeni- na, para no pensar en hacer de las mujeres otra cosa que aristócratas espirituales, que supieran encontrar su círculo de acción en la casa y en la familia, y en la escuela, y en el arte, como Cris- tina misma. Y, en efecto, así ha sucedido después en muchos casos. Cristina pudo mostrar por primera vez a los seglares en Francia una noción del mundo en el idioma nacional; pudo enseñar a los príncipes y a la nobleza y hasta enjuiciar con severidad las normas de gobierno de sus re- gentes. Llegaron malos tiempos: la penuria es- piritual de Carlos VI, la afrentosa regencia y la mueérte del duque de Orleans por los borgoño- nes, el enseñoreamiento comunal espantoso de los Cabochiens en 1413, en París, la derrota com- pleta de Francia por los ingleses en Azincourt, hasta la entrada de los ingleses en París. Cristi- na se recogió en un monasterio. Cuando poco después apareció la imagen maravillosa de Jua- na de Arco, la salvadora, Cristina la saludó con verdadero júbilo, por ver en ella una enviada del cielo. Desde entonces su nombre se pierde. Pero su obra tuvo aún gran público durante siglos. Extensión de la cultura femenina. — Dar un

= 11