buena exposición, por lo que a la mujer alemana se refiere. Parte el estudio del antiguo Derecho alemán, conforme al cual, la mujer, sin ser con- siderada como cosa, se encontraba, sin embargo, bajo el poder absoluto del hombre. No sólo la mujer casada; también la soltera y la viuda. Que la mujer en todas partes estaba menospreciada lo acredita la menor cantidad que se pagaba por compensación de su muerte, su exclusión de todas las funciones públicas y las penas extraordinaria- mente duras a que estaba sometida por diferentes infracciones. En cambio, fué la costumbre reco- nociendo a la mujer muchas cosas que el Derecho escrito no le otorgaba. Detrás del hombre apare- ce al frente de la comunidad del hogar; tiene en- comendadas las llaves, cuida y educa a los hijos, y hasta la enseñanza, por lo que sabemos, fué cometido suyo.
La mujer es objeto de compra para el matri- monio; no siempre es la pura inclinación del hombre que la adquiere el motivo determinante del matrimonio. Con todo, de los antiguos tiem- pos germánicos quedan huellas de verdadero amor conyugal, impresas en la historia y en la poesía. Recuerdo la impresionante exaltación del amor a la mujer, en el cantar de Helgi, de los nor- mandos; cómo el héroe magnífico Helgi cautiva a Sigrun y la conquista; cómo el hermano de ella mata a Helgi y la hermana maldice al hermano;
— 78
