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teórira, fácilmente se puede inferir que no lo habrá de ser menos en la práctica.

En este problema ensayaremos primero a ver si el mero concepto de un imperativo categórico no nos proporcionará acaso también la fórmula del mismo, que contenga la proposición que pueda ser un imperativo categórico; pues aun cuando ya sepamos cómo dice, todavía necesitaremos un esfuerzo especial y difícil para saber cómo sea posible este mandato absoluto, y ello lo dejaremos para el último capítulo.

Cuando pienso en general un imperativo hipotético, no sé de antemano lo que contendrá; no lo sé hasta que la condición me es dada. Pero si pienso un imperativo categórico, ya sé al punto lo que contiene. Pues como el imperativo, aparte de la ley, no contiene mas que la necesidad de la máxima (1) de conformarse con esa ley, y la ley, empero, no contiene ninguna condición a que esté limitada, no queda, pues, nada más que la universalidad de una ley en general, a la que ha de conformarse la máxima de la acción, y esa conformidad es lo único que el imperativo representa propiamente como necesario.

El imperativo categórico es, pues, único, y es (1) La máxima es el principio subjetivo de obrar, y debe dis tinguirse del principio objetivo; esto es, la ley práctica. Aquél contiene la resla práctica qne determina la razón, de conformidad con las condiciones del sujeto (muchas veces la ignorancia o tam bién las inclinaciones del mismo); es, pues, el principia según el non el sujeto La ley empero, es el principio objetivo. váliño para todo ser racional; es el principio según el cual debe obrer esto es, un imperativo.