afecto, se dijo que esta última había muerto sustituyendo su cuerpo por el de una esclava y en tanto que se celebraban las solemnes exequias do la hija de Tetcotzino, Cimalt y Magueytlán vendían á Malinche, que Teó comprada por unos mercaderes de Xicalamo, los cuales, á su vez, la vendieron á Huatley, cacique de Tabasco. Este, después de haber sido derrotado en la llanura de Ceutlo (25 de marzo de 1519) se la regaló, con otras diecinueve jóvenes, á Hernán Cortés. Hallábase Malinche entonces en la primavera de la vida.
Habíase criado pobremente, y era, al decir le Camargo («Historia de Tlascala) hermosa como diosa.
Cuando pasó á manos de los españoles perteneció en un principio, á un capitán, Fernández Portocarrero, que pronto regresó á España, dejándola en Veracruz; allí llamó la atención de Cortés, por quien fué amada.
Consintió en recibir el bautismo y fué para el inmortal conquistador una fiel amante, una intérprete hábil, que al mismo tiempo sorprendía con pasmosa inteligencia los planes de los indígenas y aconsejaba con talento á los españoles, utilizando su conocimiento de la política y costumbres del país y sirviéndoles en ocasiones de elocuente mediadora.
Bernal Díaz que la conoció, afirma que poseía un talento vivo, extenso, pronto, enérgi