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culas, y del uso particular y excepcional del acen to, no podemos tratar sinó despues de haber visto en el Idealismo del lenguaje, la Analogia; por cuyo motivo dejamos dicho estudio para el título tercero. En cuanto ádes signos, que han de representar las pausas y tonos de la voz, y á los signos auxiliares de la escritura, claro es que no corresponde tratarlos en la Ortografia de la palabra, y que no puede tampoco enseñar- se bien su uso sin haber estudiado ántes el Idealismo del lenguaje.
Cada una de las dos partes del, título primero termina con un capítulo sobre ejercicios prácti- cos de análisis y composicion, referentes Á los conocimientos adquiridos en la misma parte.
Supuesto ya el conocimiento del sér ó ente, de la idea y dela palabra (Preliminares de la Gramática castellana, números 1 á 3), empieza el Idealismo del lenguaje hablado y escrito, títu- lo segundo, con un capítulo preliminar, que versa: sobre la oracion, como expresion del jui- cio (explicando los miembros esenciales y com- plementarios de aquella); sobre la: cláusula, como expresion de un solo juicio ó de varios juicios íntimamente relacionados entre sí, que forman un pensamiento parcial del discurso; sobre el discurso hablado y escrito, como expre- sion del discurso mental, ó sea de una ordenada série de pensamientos parciales, conducentes
todos ellos á un mismo fin. El niño ha visto