Página:Grierson Primeros Auxilios.djvu/153

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 147 —

gicamente la voz, en todas las circunstancias semejantes, á fin de exhortar á la prudencia; aunque procediendo así, parezca inmiscuirse inoportunamente en los asuntos de otros».

Que nunca permita abrir en su casa la vasija de kerosene (aceite de petróleo) después de la puesta del sol, ó á la proximidad de una luz ó del fuego; que no se permita á los criados encender el fuego de la cocina con petróleo ó limpiar las manchas de los vestidos por la noche, á la luz, por medio de la bencina, trementina, etc.

Que cada uno tenga cuidado de que las cerillas fosfóricas ó las vasijas con líquidos calientes, no se dejen al alcance de los niños, y el que vaya á hacer un regalo á su mujer ó á sus hijas de una tela liviana para vestidos ó para cortinas, procure hacerla desde el principio incombustible.

Esto se hace por un procedimiento sencillo y poco costoso, que no cambia en nada el tinte de la tela. Todo el mundo deberá saber, en efecto, que es suficiente para esto sumergir la tela en una disolución de sulfato de amoniaco, al 10 por ciento de agua, dejarla secar después y hacerla planchar. Si entonces, esta tela se pone en contacto con un cuerpo en ignición no se inflama, sino que se carboniza lentamente, como la yesca.

Salvataje de quemados

Ahora, ¿qué es preciso hacer cuando las ropas de una mujer se han prendido fuego? ¿Qué pasa generalmente en semejante caso? Hay que tener valor para hacer el salvataje.

Las llamas envuelven á la desdichada, le queman los brazos, las manos, el cuello y la cara; sus cabellos se encienden; la víctima se precipita fuera, dando gritos de alarma y la corriente de aire que provoca así, alimenta las llamas y la desgraciada, pareciendo una columna de fuego ambulante, prosigue su carrera desordenada hasta caer exánime.