más ancha por todos lados que la compresa, y se sostiene todo con una venda ó con una faja.
Después de algunas horas se puede quitar la curación (según la prescripción); la piel que ha sido cubierta, se seca bien y se cubre con algo seco y se es necesario, se repite la curación. Las compresas calientes se hacen de la misma manera; solo que se mojan en agua bien caliente desde el principio y se escurre poniéndola en una toalla, que se tierce por los dos extremos para no quemarse.
Las cataplasmas de lino, antes tan apreciadas, son reemplazadas hoy, por lo incómodo y desaseado que eran, por las compresas hervidas ó mojadas en agua caliente. Pero, si hay necesidad de usar cataplasma (harina de avena, lino, arroz, pan, etc.), no deben ser demasiado calientes y debe hacerse nuevas todos los días; porque fácilmente la masa se pone agria y toma mal olor; pero, puede usarse varias veces para la misma persona en el mismo día, si no hay herida, ni úlcera. El efecto es como el de las compresas calientes; es decir: el del calor húmedo.
El calor seco se produce con franelas o frazadas calientes, bolsas de arena, yerbas, afrecho, platos calientes, tapas, ladrillos ó botellas calientes.
Cuando se quiere producir efecto no solo en una parte local del cuerpo; sino, en toda la piel, se administran diferentes clases de baños. Estos se distinguen por las sustancias que entran en su composición (agua pura, medicamentosa, etc.); según la forma en que se dará (inmersión, lluvia, ducha, etc.), y según el efecto que se desea producir (anti-térmicos, calmantes, etc.); como también según su temperatura, etc.
La temperatura del agua del baño se mide por un termómetro de mínima, que sube y baja según las variaciones del calor, recubierto de madera para que no se rompa, ó sea termómetro de baño (lámina 160) que puede servir también para tomar la temperatura de la pieza (termómetro meteorológico).
El médico debe indicar el tiempo que el enfermo debe permanecer en el baño. Pero, en general para