ó si toma un color blanco, se debe poner más dobleces del hilo ó franela entre la bolsa de hielo y el punto de la piel sobre que se aplica, y luego se cubre para que no humedezca la ropa.
Para romper el hielo se hace fácilmente con un punzón (clavo, aguja, etc.), que se hace penetrar con un golpe suave de martillo, porque si se golpea directamente con el martillo solo, haría mucho ruido y saltaría á todos lados los pedazos de hielo.
Para evitar que se derrite (delicue) el hielo muy pronto en cuarto del enfermo, se rodea el trozo de hielo, ó la cubeta, el cajón ó balde que lo contiene con malos conductores de calor; como ser frazadas, franela, alpilleras, aserrín, paja, etc., para que no se derrita.
En algunas enfermedades febriles, hay á veces necesidad de bajar la temperatura del enfermo por medio de envolturas frías, y para esto se toma una sábana y para niño basta una toalla, la cual se empapa en agua; luego se exprime bien y se pone sobre un impermeable cubierto con una frazada tendida en la cama. El enfermo desnudo se tiende sobre ella y se le envuelve prolijamente con los dos lados de la sábana, separando bien los dos brazos y piernas; así solo queda libre la cabeza.
Después de 5 á 10 minutos, se desenvuelve el enfermo, y si hay necesidad, se repite ese tratamiento, hasta que el termómetro indique que se ha alcanzado la disminución de la fiebre de uno ó dos grados. Inmediatamente después se frota (roce) al enfermo en dirección al corazón; se le pone ropa seca y se le acuesta en una cama seca y recién hecha.
Las compresas húmedas que deben permanecer largo tiempo y calentarse con el calor del cuerpo (compresa de Prietsnitz), se ponen de la manera siguiente: se toma un género de hilo ó algodón de varios dobleces y se empapa en agua templada ó fría; se tuerce bien y se aplica sobre la parte del cuerpo indicado; luego, se cubre con una tela impermeable (hule, papel pergamino, mackintosh, gutapercha, etc.,), que debe ser cinco ó diez centímetros