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El canto de las sombras
EL PASEO DE LAS MUSAS
Es la hora de las Híades; temblantes aparecen en el cielo sus siluetas, y del fondo de sus velos palpitantes aún parece que las lágrimas gotean.
Vuelve al Tártaro la Noche. Alumbra Diana el camino de la lúgubre viajera, y hay rumores de una música lejana en el largo laberinto de la tierra.
Yo me voy hacia las cumbres del Parnaso Con Euterpe y con Erato. Flora tiembla; junto al linde de Castalia está el Pegaso,
y las Musas que me traen son muy buenas.
Me habla una de conciertos nunca oídos, y la otra de odas miles me conversa, y parece que al hablar, enternecidos se chocaran los murmurios de dos cuerdas.
— mI --