El canto de las sombras
Hilos de agua se desatan silenciosos a la vera del sendero en que me llevan, y Ellas dicen que hay espíritus llorosos que en el fondo de las aguas se lamentan.
Son hermosas; tienen nimbos de corales que le ciñen las sedosas cabelleras, y parece que temblaran mil rosales cuando el palio de sus vestes se despliega.
Van asidas de mi brazo. Es todo espuma lo que dicen, lo que miran, lo que piensan, y hay momentos que se abisman en la bruma sus miradas, indagando a las estrellas.
Dice Euterpe, con sus hálitos quejosos, que hasta el cielo es una. música, y se queda eomo oyendo en los vacíos rumorosos una voz que la conmueve y que le cuenta.
Y prosigue que en los lagos y las fuentes hay un arpa, cuyas notas solariegas arrancadas por dos manos penitentes, de pasiones a las náyades enferman.
Y más pálida y más Suave a cada trecho extasiada en los cantares, se pasea... Hay armónicos suspiros en su pecho que al contacto de las ráfagas se quiebran.
Dice Erato, que del cáliz de las oridas en las horas del crepúsculo, se elevan almas núbiles que van cual: nubes blondas a perderse en el temblor de las palmeras.
Que ha mirado en los. parleros surtidores labios púdicos de bocas entreabiertas, senos blancos, como el ámbar de las flores, corazones que palpitan y que crean.
e. TL