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El canto de las sombras
LA VOZ DE MI SENTIR
Hasta el último instante alzaré mi doctrina, hasta el último día predicaré mi amor. Por las dunas desiertas mi sombra se encamina y marcho hacia el calvario del último dolor.
Vengo siempre de lejos, soy siempre peregrina; mi exótica sandalia redime al Redentor. Entre las viejas sogas lleva polvo de ruina y el viento borra el rastro de su pie viajador.
Ninguno me conoce, porque hablo en el desierto. Mi requiem olvidado sobre todo lo muerto oyen solo las brisas y los astros en luz.
Y para cuando el mundo quiera violar mi pista, desde remoto día, celosa evangelista, tengo las catacumbas para esconder mi cruz.
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